BUSCANDO DINOSAURIOS BAJO EL HIELO
"La Antártica es la última frontera en las expediciones paleontológicas. El continente ha estado cubierto por el hielo, ocultando rocas con fósiles por miles de años", dice David Rubilar, jefe de Paleontología del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN). Por eso, junto a un grupo de siete investigadores de la U. de Chile y del MNHN se embarcarán el próximo 24 de enero hacia la isla James Ross, cerca del extremo noreste de la península Antártica, para buscar restos de dinosaurios y evidencia de la flora prehistórica que habitó en la zona 70 millones de años atrás.
Rubilar cuenta que esta isla tiene rocas expuestas, por lo que hay un alto potencial de encontrar material. De hecho, en la expedición del año pasado su equipo descubrió fósiles de moluscos, tiburones, el cráneo de un mosasaurio y vértebras de plesiosaurios, reptiles marinos gigantes que habitaron el planeta hace 65 millones.
Investigaciones anteriores han dado con restos de pequeños dinosaurios depredadores -parientes de los velociraptores-, titanosaurios y dinosaurios acorazados en la Antártica. De allí su interés en la zona. La expedición, que incluye a la paleobotánica Teresa Torres, durará tres semanas, en que los científicos estarán en un campamento en la isla Ross.
MICROORGANISMOS ANTICONGELANTES
Tras permanecer dos semanas en la Isla San Jorge y el glaciar Collins, Jenny Blamey ya analiza las muestras de microorganismos que tomó en la Antártica y en los que espera encontrar las claves para mantener las propiedades de alimentos y vacunas, gracias a su facultad de resistir fríos extremos.
Junto a su equipo de la Fundación Biociencia y la U. de Santiago, la bioquímica tomó microorganismos que recolectó en el glaciar -donde están en un estado de sopor por el extremo frío- y los "calentó", colocándolos a 20 grados bajo cero (menos de la mitad del frío en el que estaban), lo que los hizo reactivarse e incluso reproducirse".
La investigadora explica que encontrar el mecanismo de adaptación al frío o los biocompuestos de estos organismos podría encerrar la clave para que la industria alimentaria o farmacéutica aproveche estas cualidades. "Por ejemplo, para que los alimentos que no pierden sus cualidades o sabores una vez que se congelan".
No es la primera vez que Blamey va a la Antártica. De hecho, hasta la fecha la experta ha logrado recolectar más de 300 microorganismos desconocidos que tienen propiedades que incluso podrían ayudar a luchar contra el cáncer.
CREAR UN BIOFERTILIZANTE
La deschampsia antártica es una de las dos plantas vasculares (con raíz, tallo y hoja) que crecen en la Antártica. ¿Cómo lo hacen? Sus raíces están asociadas a una bacteria -sólo presente en el suelo del continente helado- que les permite, entre otras cosas, solubilizar el fósforo a bajas temperaturas, que es crucial para el crecimiento de las plantas. Una propiedad que un grupo de científicos de la U. Adolfo Ibáñez y el centro tecnológico Uxmal busca aprovechar para crear un biofertilizante .
Jennifer Osorio, quien se encuentra actualmente en la Antártica, explica que trabajará junto a sus colegas en el glaciar Collins, lugar donde tomarán muestras de esta bacteria. "La ventaja de esta bacteria es que aumenta la nutrición de las plantas y, a la vez, baja el nivel impacto medioambiental que tienen los fertilizantes sintéticos".
BASE JULIO ESCUDERO
El Instituto Antártico Chileno (Inach) invertirá este año 375 millones de pesos en equipos y en la remodelación de tres bases chilenas que acogen cada año a los científicos. Una de ellas es la base Julio Escudero, que será ampliada en 250 metros cuadrados. Además, se invertirán mil millones de pesos en logística para apoyar las expediciones.