El presidente del Partido Comunista (PC), de visita en Suecia, manifestó su abierta molestia por el hecho de que el gobierno no pueda usar a TVN para dar a conocer sus realizaciones e hizo ver la necesidad de una reforma constitucional que permita al gobierno contar con esas atribuciones, además de relevar la importancia de que el Estado pueda tener medios de comunicación propios.
Sus dichos generaron inmediatas reacciones de rechazo en el ambiente político, pero sorprende que una instancia como el Colegio de Periodistas -el cual está llamado a defender el trabajo periodístico autónomo y libre de presiones por parte de la autoridad- no haya manifestado su repudio frente a la pretensión de manipular un medio de comunicación del Estado. Es evidente que el solo hecho de sugerir un intervencionismo de esta naturaleza debería ser motivo para poner en alerta a todas las instancias que deben velar por la libertad de expresión, y para estos efectos también sería clarificador que la Secretaría General de Gobierno entregara su visión respecto al planteamiento de uno de los principales partidos de la Nueva Mayoría.
Los riesgos de permitir que los gobiernos se valgan de medios de comunicación en su propio beneficio o para denostar opositores han sido ampliamente documentados en la Venezuela chavista o durante la era Kirchner en Argentina, constituyendo un grave atentado a la libertad de expresión. Por ello es llamativo el silencio del Colegio de Periodistas frente a lo que ha planteado el presidente del Partido Comunista chileno, en lo que quizás pudiera incidir la afinidad de la presidenta del Colegio y algunos miembros de la mesa directiva con el PC, lo que en tal caso supondría una inconveniente confusión de roles.