Desde 1989, en Chile han tenido lugar siete elecciones presidenciales, de las cuales en cinco se ha requerido la segunda vuelta. De los cuatro balotajes que se han registrado hasta ahora, siempre el ganador de la primera vuelta terminó imponiéndose en la segunda. En América Latina el panorama es similar. De los 46 balotajes registrados en la región en los últimos 40 años, en 34 llegó a la Presidencia el vencedor de la primera vuelta y en 12 hubo un cambio en la tendencia. Sin embargo, hay varios casos emblemáticos y fenómenos electorales difíciles de predecir.

"Revertir el resultado de un balotaje es complejo, pero factible. Cuando la diferencia (entre el primero y el segundo) es superior al 10% o 15% la posibilidad de revertir el resultado en segunda vuelta se vuelve más compleja, pero no imposible", sostiene Daniel Zovatto, director de IDEA Internacional para América Latina y el Caribe.

En la mayoría de las presidenciales desde 2007 en la región, el ganador se ha definido en una segunda vuelta. En los comicios de 2014 en Brasil, Dilma Rousseff ganó la primera vuelta con el 41,5% y ratificó su triunfo en el balotaje, con un 51,6%. Ese mismo año en Uruguay, Tabaré Vázquez se impuso en el primer turno con un 47,8% y ganó en el segundo con un 56,6%.

El mismo fenómeno se repitió hace tres años en Costa Rica, El Salvador, con la excepción de Colombia. En la primera vuelta de 2014, Juan Manuel Santos perdió ante Oscar Iván Zuluaga por 3,5 puntos, pero el mandatario se impuso en el balotaje (50,7%). Al año siguiente, en Guatemala, Jimmy Morales ganó en primera y en segunda vuelta, pero en Argentina se dio la tendencia contraria. Daniel Scioli obtuvo un 37%, mientras Mauricio Macri logró un 34%. Luego, en el balotaje, el Presidente ganó con un 51,3%.

Otro caso ocurrió el año pasado en Perú. En la primera vuelta fue Keiko Fujimori la vencedora, con un 39,8%, mientras Pedro Pablo Kuczynski logró un 21%. La diferencia entre ambos fue de 2,8 millones de votos y casi 19 puntos porcentuales. Pero PPK terminó ganando el balotaje, con un 50,12% y una diferencia de 41.057 votos. En Ecuador este año, Lenín Moreno ganó en primera y en segunda.

"La segunda vuelta es una elección totalmente distinta de la primera. Mi padre (Mario Vargas Llosa) tenía unos cinco puntos de ventaja sobre Fujimori en 1990 y perdió por 20 puntos la segunda. PPK estaba segundo y luego ganó. Esto se da, sin embargo, en países donde hay fenómenos políticos extraños, imprevisibles. En países con una política más estable y permanente, el que gana la primera vuelta por 10 puntos o más debería ganar la segunda", concluye Alvaro Vargas Llosa.

"Creo que influye la estabilidad del sistema político, los candidatos y las tendencias", agrega Carlos Cordero, experto electoral boliviano.