El escenario no era idéntico, pero había muchas similitudes. Un ex presidente en carrera, un dirigente político socialista que había sido su ministro y que, contra los pronósticos, salía a hacer una declaración sobre su candidatura presidencial.
Pero con ocho años de diferencia, los caminos elegidos en ambas ocasiones por José Miguel Insulza fueron los opuestos. El 5 de enero de 2009, el entonces secretario general de la OEA viajaba a Santiago para entregar su respaldo a Eduardo Frei, pese a que marcaba más en las encuestas que él. "Siento que mi permanencia por más tiempo como precandidato presidencial no contribuye ya a la unidad que hoy necesitamos. Aunque ella contaría con el apoyo de mi partido y tal vez con una mayoría dentro del PPD y de vastos sectores independientes, nos conduciría a una elección primaria necesariamente controvertida que, además, retardaría hasta el mes de mayo la selección del candidato único de la Concertación", decía.
Y el 23 de noviembre de 2016, con las encuestas que lo muestran aún en desventaja con Ricardo Lagos, Insulza anunció una movida audaz: dejar el cargo como agente en La Haya para disputar, con el propio Lagos y Fernando Atria, la nominación presidencial del Partido Socialista, algo que el canciller Heraldo Muñoz oficializó esta mañana al decir que Insulza abandonaba el cargo "para tomar otros rumbos".
La decisión se venía anticipando durante toda la semana, pero en perspectiva es una sorpresa. Cuando Isabel Allende bajó su precandidatura presidencial a fines de octubre, las conversaciones de pasillo apuntaban a que era cosa de días que Insulza se bajara de la carrera y, aún más, que -a diferencia de la presidenta del PS- le brindaría un apoyo explícito a Lagos.
Y la semana pasada, su nombre circulaba como posible carta en el cambio de gabinete, algo a lo que él también contribuyó planteando que no se negaría si fuese designado.
Sin embargo, Insulza se juega la apuesta más arriesgada de una dilatada vida política en que ha ocupado altísimos puestos, como el ministerio del Interior o la jefatura de la OEA, pero en que la deuda siempre ha sido un cargo de elección popular.
De hecho, su única aventura fue en 1973, cuando con apenas 29 años postuló en una lista para diputado de la Unidad Popular en Puente Alto y sacó el 3% de los votos. 43 años después, José Miguel Insulza da un paso al frente para competir por la primera magistratura chilena.