La última vez que José Rojas y Carlos Heller se habían visto las caras, hasta el pasado lunes, fue el 5 de diciembre de 2015. Aquella tarde, el defensor jugó su último partido con la camiseta de Universidad de Chile y el timonel de Azul Azul le hizo entrega de una camiseta a modo de reconocimiento por su trayectoria. Regalo que por lo demás el jugador nunca se llevó a su casa y hasta hoy permanece en alguna sala del CDA.
Pese a lo tormentoso de su salida, toda vez que los dirigentes jamás se le acercaron a decirle de frente, ni tampoco en su momento Sebastián Beccacece, que no estaba en los planes extender el vínculo, Rojas guardó silencio. Jamás se refirió públicamente a los pormenores de su final en el club, quizás aguardando íntimamente un llamado en el futuro para regresar. O al menos, para recibir una explicación del propio Heller de los motivos que tuvo para dejarlo ir, sin chance alguna de sentarse siquiera a conversar de una eventual renovación. Y éste llegó el fin de semana, cuando las partes acordaron verse el lunes para cerrar heridas.
En ese encuentro, además de recordar el capítulo de 2015, en el que Heller reconoció haberse manejado mal con el tema de la renovación, se tocó la posibilidad de una posible vuelta del defensor. No se habló de dinero ni tampoco de duración de contrato. Tampoco de hacerlo para este torneo. O específicamente para el siguiente Pero sí se hizo hincapié del alto interés de la dirigencia de reincorporarlo. Más allá de no tocarse nada de un potencial vínculo inmediato, el defensor sintió que su regreso al club era muy posible.
Lo que no sabía Rojas en ese momento es que hasta esa hora del lunes no estaba resuelta la continuidad de Johnny Herrera. En una movida de ajedrez, Azul Azul acercaba posiciones con Rojas, como para tener una cartita mediática y popular guardada, en caso de que el arquero en cualquier momento tomara sus maletas y se fuera de club. El ex capitán universitario no adivinó la jugada en ese instante y se quedó entusiasmado con las dulces palabras del timonel, en las que según publicó el propio futbolista en su cuenta de Instagram, se le ofreció hasta la capitanía. Una situación, específicamente el tema de la jineta, que fue desmentida por el propio directivo durante la conferencia de presentación del Ángel Guillermo Hoyos.
Rojas abandonó la reunión con la sensación de que las puertas estaban para abiertas para regresar de inmediato. Heller también quedó conforme con el encuentro, a la espera de su reunión 24 horas después con Herrera. Tenía la movida lista en caso de recibir un cachetazo del portero. Pero no fue así. En el esperado cara a cara de los dos pesos pesados del club salió humo blanco y terminaron tan amigos como siempre. Con el presidente de Azul Azul esquivando una bala, como era una salida del guardavalla, y por otro lado con el angolino ratificando todo su poderío dentro de la institución.
Resuelto el gran tema del verano para Heller, como era la continuidad del capitán del equipo, había que levantar el teléfono para comunicarse con Rojas. Ya no era prioridad para el directorio su vuelta. O en realidad, nunca Azul Azul tuvo la verdadera intención de repatriarlo, aunque las turbulencias por las que navegaba el club en los últimos días quizás hacían posible su regreso. Pero esta vez no fue el timonel el que iba a hablar con el defensor. Pablo Silva, director ejecutivo de la concesionaria, le aclaró ayer al zurdo cuál era realmente el panorama.
"La versión ahora cambió totalmente. Se le volvió a decir que tenía las puertas del club abiertas, pero casi que se tenía que venir gratis y para retirarse. Como premio le ofrecían el partido de despedida. Algo así como 'ven cuando quieras, pero no en este momento'. O sea, nunca lo quisieron. Sólo lo tantearon por si se les iba Johnny", afirmó un cercano al defensor, quien estuvo todo el día en la Quinta Región.
El descargo de Rojas vino en horas de la noche a través de sus redes sociales. "Lamentablemente el día de hoy (miércoles) recibo el llamado de la gente de Azul Azul, donde de un momento a otro me cerraron todas las puertas para volver a mi casa", escribió el ex seleccionado chileno, manifestando su dolor tras el diálogo que mantuvo con Silva.
Ahora sí, los caminos definitivamente entre Rojas y la U parecen haberse separado para siempre.
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