El regreso al país de Patricia Rivadeneira, hace algunos años y tras más de una década en Europa, tuvo estrecha relación con su profesión. Esto, porque su rol como agregada cultural en Italia, y posteriormente, en el Instituto Italo Latinoamericano (IIL), le significaron inevitablemente el distanciamiento de los escenarios. "La actuación no es algo que se pueda hacer como un hobbie. Y no era plausible hacer ambas cosas, porque a diferencia de una escritora o una pintora, es un trabajo coral, de equipo, que requiere mucho tiempo", explica, antes de agregar: "Creo que fui bastante audaz al ponerme un tope para regresar. Doce o trece años. Porque después, la gente se olvida de ti. La gente joven no sabe quién soy. Más de ese tiempo hubiese sido cerrar la puerta de Chile para siempre, establecerme allá. No quise". Rivadeneira quería actuar.
Con la obra de teatro La contadora de películas bajo el brazo, pisó suelo chileno en 2013. Subió al escenario ese mismo año con Allende, noche de septiembre en el GAM. Y televisivamente fue fichada por TVN para las teleseries nocturnas Vuelve temprano y La poseída. Sin embargo, el 2016 carecía de proyectos para ella en la señal estatal, y siguiendo con el motivo que la trajo de regreso aceptó la propuesta de María Eugenia Rencoret para sumarse al área dramática de Mega y ser parte de la teleserie nocturna que sucederá a Sres. Papis, la que está siendo escrita por Pablo Illanes. "Uno de los grandes motivos de volver a Chile es volver a actuar. Creo que, como todos los oficios o profesiones, hay que ejercerlo para desarrollarse. Y en TVN no había algo concreto para mí y yo no quería seguir esperando. Además, me queda regio el look de los años 50", bromea la actriz, que en la telenovela interpretará a Estela Undurraga, la mujer de Armando Quiroga (Álvaro Rudolphy) y madre de cinco hijos. Quiroga, machista e inteligente, un hombre que hizo fortuna a través de su trabajo, es prácticamente el patriarca del pueblo; ella, una mujer de la aristocracia que se dedica a su familia y a la caridad.
Que ella sea aristócrata, ¿no permite que pueda situarse sobre él por su situación de clase?
Ella lo admira. Es el padre de su hijo. Es una clásica esposa de los años 50. Hija de latifundista, de una familia acomodada. Ni siquiera hace acción social; hace caridad. Organiza bingos, fiestas para los pobres y tiene un marido que es muy rudo con ella. Ella sospecha que el matrimonio no va muy bien. No creo que haya leído porque era una clase aristócrata del campo chileno. Aristócratas, pero no cultos. Uno de los grandes dramas de Chile, que la gente adinerada no se culturiza.
¿Antes de llegar a Mega hizo el ejercicio de revisar la programación del canal?
No, no veo demasiada televisión. Pero al hacer zapping no veo demasiadas diferencias entre uno y otro canal. Algo que uno diga "oh esto es mucho mejor o mucho peor". Hay una media. Estoy recién llegada al canal, pero el primer golpe me dice que es claramente un canal que está creando, aunque ya tiene afirmada su área dramática. Está creciendo, pero aún no se ha burocratizado. Es como que aún es joven. Cualquier cosa que haces por demasiado tiempo tiene un modus operandi que se empieza a repetir, y Mega no tiene eso.
¿Su incorporación a TVN al llegar a Chile tuvo que ver con un compromiso por la TV pública?
Sí, pero ahora no tenía un proyecto concreto. Creo que cualquier medio de comunicación, público o privado, tiene un rol social. Porque la señal no es privada, es de todos nosotros. Es evidente que Mega está tomando contenidos y formas que han mejorado en el tiempo. Eso es indudable. Que haya una producción nacional de ficciones y entretención habla muy bien de quienes están dirigiendo el canal. Están invirtiendo en contenidos y formas. No solamente haciendo números.
¿Qué sensación le produce ver a TVN con tan baja sintonía?
Ha sido duro. Y complicado. No entendía mucho qué estaba sucediendo porque fue justo cuando llegué a Chile, pero estoy segura que eso va a cambiar. Es obvio. Es evidente.
¿Por qué tan evidente?
Porque están las voluntades y porque hay mucho talento allí. A veces pienso que cuando al gobierno le va mal, a TVN le va mal, por una parte. Y creo que hubo una mala gestión que se arrastraba desde el gobierno de Piñera. Y se cometieron muchos errores, como haber dejado ir a la Quena (Rencoret). Fue un error muy grave. Además, un error de machismo. Habían unos señores que estaban en la administración que le tenían celo. Hombres, por supuesto. Ya no están. Los echaron a todos. Es un canal con una capacidad de producción y regeneramiento y con una tradición de área dramática. No hay mal que dure cien años.