El 27 de mayo de 2012, en un lluvioso domingo, el Paseo Gervasoni fue el escenario de uno de los anuncios más esperados por la comunidad porteña, aplaudido desde el plan hasta los cerros. Allí, el ex Presidente Sebastián Piñera formalizó la compra a privados de 10 ascensores de Valparaíso, en reconocimiento de su valor patrimonial y con miras a asegurar su preservación.

La compra, que significó para el Estado una inversión de $ 2.200 millones, se acompañó de un avalúo de los costos definitivos de la reparación - $ 2.700 millones-, para financiar la refacción total de los ascensores Artillería, Concepción, Cordillera, Espíritu Santo, Florida, Mariposa, Monjas, Larraín, Villaseca y Santo Domingo. Los trabajos, en tanto, se proyectaron de a dos funiculares por año y en un plan de cinco años.

Sin embargo, a dos años de los anuncios, sin embargo, ninguna de estas medidas se ha concretado para los 10 ascensores comprados. Hoy, en el día del Patrimonio, en Valparaíso sólo abrirán en forma gratuita los cinco elevadores de propiedad municipal: El Peral, San Agustín, Reina Victoria , Barón y Polanco  y que, según los arquitectos porteños, son los únicos seguros.

Obras en motores

Desde el año pasado se están  haciendo  reparaciones electromecánicas en cuatro de los ascensores adquiridos        -Cordillera, Artillería, Larraín y Espíritu Santo-, con recursos de casi $ 200 millones del Programa de Mejoramiento Urbano. Se trata, a juicio de los expertos, de medidas "parche" para lograr que las estructuras retomen su trayecto de subida y bajada en los cerros, pero que distan mucho de los trabajos definitivos que requieren.

Las obras, sin embargo, no han estado exentas de problemas. En el ascensor Artillería -una de las clásicas postales de la ciudad- los trabajos duraban un mes y debía haberse entregado en diciembre pasado, pero lleva siete meses parado. Eso, luego que una mala maniobra generara un corte de cable y la caída de un carro a la estación de entrada, causando daños en el motor y la destrucción de la estructura. El resto de los funiculares, en tanto, se mantiene en obras, con funcionamiento intermitente.  "Esto es síntoma de mala gestión en la conservación del patrimonio, porque cada ascensor tiene complejidad distinta y una solución parche de $ 50 millones no soluciona el problema, la única opción para que un ascensor sea seguro para el uso público, es hacer una restauración integral y no parche", dijo el arquitecto Gabriel Astaburuaga.

Recuperación definitiva

En diciembre pasado el Ministerio de Obras Públicas

lanzó una licitación internacional para definir el diseño de la refacción que requieren los 10 ascensores estatales. La iniciativa, sin embargo, fue retirada dos meses después, porque los interesados manifestaron que las bases no eran las adecuadas.

El alcalde de Valparaíso, Jorge Castro, explicó que "esperemos que para el presupuesto de este año podamos estar considerados, porque de aquí al 2015 yo creo que recién tendríamos los diseños para una solución definitiva de los ascensores".

Sobre los incumplimientos, Castro sostuvo que los ascensores aún no son incorporados al decreto 2012, para que obtengan un sistema de subsidio de transporte público. "Aquí se hizo el mono de comprarlos, pero no el plan de cinco años que se había comprometido", dijo Castro.

Según el diagnóstico municipal, hay ascensores que por el tiempo que llevan parados -10 años para  el caso del Villaseca, Mariposa y Florida-, requerirían una inversión  de $ 1.500 millones de pesos, lo que obligaría a destinar recursos adicionales.