Paul Auster (Newark, 1947) tenía 14 años cuando vio morir a un niño electrocutado por un rayo. Durante una hora, bajo una tormenta, le sujetó la lengua para que no se la tragara. Su piel comenzó a adquirir un tinte azul. No sabía que ya estaba muerto. "Por 50 años me ha perseguido lo que pasó", dice el escritor al teléfono desde Nueva York. "Probablemente es la más importante experiencia que haya vivido", agrega. Un escena similar aparece en su última novela, 4321, publicada por Seix Barral en español. Archie Ferguson, de 13 años, promisorio novelista cautivado por El guardián en el centeno, cae muerto por un rayo; pero ese es el destino sólo de uno de los cuatro Archie Ferguson de la novela.
El autor de Leviatán y la Trilogía de Nueva York se muestra curioso por la realidad local y con amabilidad pregunta sobre las tendencias políticas de los diarios y la contingencia chilena. A diferencia del actual gobierno de su país al que critica con furia, es sensible a los problemas sociales de Latinoamérica (lee prensa en español) e intenta comprenderlos. Por esa misma razón es escritor: "Para entender, en las novelas podemos rehacernos y empezar desde cero en cada libro nuevo".
¿Qué le inspiró a escribir cuatro versiones distintas de la vida de un mismo personaje?
No lo sé. Nunca lo sé. Generalmente estoy caminando por ahí sin nada en la cabeza y surge una idea. De repente aparece. Si es algo interesante comienzo a pensar en ella. Continúo pensando y pensando y si me resulta interesante y más y más interesante, decido que podría hacer algo con esa idea. Trato de olvidarme de ella y, si la idea vuelve hacia mí, hago algo muy concreto con ella, como escribir un libro. Ahí me arrojo a ese impulso, pero yo no sé por qué ni cómo esa idea vino hacia mí. Es un misterio.
Un hecho real cuando tenía 14 años inspiró una escena, la muerte de un niño por un rayo.
Ese hecho real es uno de los que inspiró el libro, es el corazón del libro. Conté todo sobre eso en el capítulo "¿Por qué escribir?" de mi libro El cuaderno rojo. Describo lo que me pasó con gran detalle. Estaba justo al lado de un niño que murió por un rayo. Nunca había vivido la muerte de forma tan cercana. Me enseñó la gran lección de que cualquier cosa puede pasar en cualquier minuto con cualquier persona.
El libro no es autobiográfico. Los Ferguson no son Paul Auster.
No. No del todo. Por ejemplo, del hecho del que hablamos recién hay dos versiones en la novela. En uno pasa lo que dices, le pasa al Ferguson número 4. Su amigo muere frente a él. La otra versión es que el accidente le pasa al propio Ferguson, el número 2. Este incidente es autobiográfico y está inspirado en lo que me pasó. Escribir un libro es un negocio muy sutil. Cuando tomo de mi vida, tomo lo cronológico, la línea de tiempo. Ferguson nació el mismo año que yo. Y tomo la geografía de donde Ferguson vive, los mismos lugares donde yo viví, las mismas ciudades donde fui. Pero las experiencias vividas en esos lugares no son las mismas que he tenido. Todos los Archies son ficción, tienen algo de mí, pero no son como yo.
Como a Ud., a los cuatro Archie les interesan los libros y la escritura...
Los Ferguson son extremadamente diferentes a mí, pero hay similitudes. Por ejemplo, el Ferguson número 4, que quiere ser novelista, está más dedicado a ser escritor que yo a su edad. Yo escribía, pero él es un maniaco. Yo era mucho más incoherente. Me tomó más tiempo para evolucionar como escritor. Todos los Ferguson son muy precoces, lo hacen todo muy jóvenes. Yo hice cosas cuando era joven, pero no muchas, nunca fui muy precoz. Me tomó mucho tiempo desarrollarme. Sus trayectorias son bastantes diferentes a las mías.
¿Por qué escribir diferentes versiones de la vida de un mismo personaje?
Puedo decirte qué, cómo, cuándo y dónde lo escribí, pero no puedo decirte porqué. Si yo pudiera decirte porqué escribo algo, no sería realmente escritor.
Comenzó la novela a los 66 años, la edad en que murió su padre.
Sí. ¿No sé si tu padre está vivo o muerto?
Está muerto
¿A qué edad murió?
A los 64.
¿Y qué edad tienes ahora?
42 años.
Entonces te faltan algunos años para pasar por esa experiencia. Cuando vives ese momento y te sientes más viejo de lo que tu padre llegó a ser, es un momento extraño. Traspasas una barrera y pasas hacia el otro lado. Eso te hace pensar en la muerte y en tomar nuevos caminos. Pero no puedo explicarte, tienes que vivirlo.
Publica esta novela a los 70 años, ¿Cuál es su relación con la muerte?
La muerte ya viene, está cerca, está más cercana de lo que nunca ha estado. Va a pasar y nos va a pasar a todos.
¿Es cierto que compró un nicho en Green-Wood, el cementerio de Brooklyn?
Sí, es verdad. Siri, mi esposa, decidió que cuando muriera quería estar en Brooklyn. Es el lugar donde vamos a estar juntos para siempre.
Uno de los ejes centrales del libro es la pregunta "Qué hubiera pasado si…"
Es una pregunta que me hecho toda la vida y pienso que mucha gente se la hace. Qué hubiera pasado si hubiera dado vuelta a la izquierda o a la derecha ese día, si hubiera ido a otro colegio, si no hubiera conocido a mi mujer o si mis hijos nunca hubieran nacido. Qué hubiera pasado si ese accidente en un auto hubiera sigo más grave y hubiera matado a alguien. Cientos de preguntas. No es posible estar vivo sin hacerte todas esas preguntas. En un principio pensé escribir más Ferguson en la novela, pero no podría controlarlos. Sería imposible escribir nueve vidas de la misma persona.
¿Escribió esta novela siete días a la semana por tres años y medio?
Al principio escribía hasta los domingos, pero después no. Como escribía la novela mientras cumplía más edad que la que mi padre tuvo, no podía perder el tiempo y demorarme mucho. No podía darme el lujo de no terminarla nunca. Tenía que encontrar la forma de concentrarme y terminarla. Empecé a escribirla a los 66 años y escribiéndola sentí una especie de liberación y una cierta sensación de comprensión de lo que estaba haciendo.
Nadie ha escrito antes cuatro versiones de la vida de un mismo personaje, pero la película La doble vida de Verónica, de Krzysztof Kieślowski, es similar...
Pero son dos vidas. Es diferente. Conozco bien la película, porque mi amiga Irene Jacob es la protagonista. Ella fue actriz en mi última película hace once años, La vida interior de Martin Frost.
¿Es su novela más ambiciosa?
Esta novela es un verdadero elefante, pero un elefante veloz. Siento que he esperado toda mi vida para escribir este libro. Lo he estado construyendo todos estos años.
El título de la novela era Ferguson, pero lo cambió tras el caso de Michael Brown, joven afroamericano asesinado por la policía en esa ciudad. ¿Cómo ve el futuro de EEUU?
Nunca he estado más deprimido y pesimista como en este momento. Estoy miserablemente triste. Hemos estado acercándonos sin ningún tipo de freno y sin posibilidad de recuperación cada vez más hacia la derecha. Estamos perdiendo el vínculo con la democracia y creo que a la mayoría de los estadounidenses no les importa la democracia. Ni siquiera saben lo que es. Debemos dar la lucha todos los días para mantenerla. Piensan que es algo dado, pero es una idea que debe ser puesta en acción, y si nos ponemos flojos, no vamos a tener más democracia. Entonces, este flujo hacia la complacencia y la ignorancia ha producido finalmente lo que es Donald Trump como presidente. Trump es un monstruo, no ha leído ningún libro en su vida y no entiende cómo se organiza un gobierno y no entiende lo que es la Constitución de EEUU. No sabe nada de la historia de EEUU y nunca le ha interesado. Aún así 60 millones de personas votaron por él.
Tenemos un gran problema. Mientras más esté en su cargo, más daño le hará al país. Él, junto con su gente, están tratando de destruir la democracia y a EEUU. Como no quiero terminar esta conversación con algo tan oscuro, quiero decir que soy gran admirador de la Presidenta Michelle Bachelet, la apoyo, es una mujer brillante y espero que tenga buena suerte en lo que resta de su gobierno. Quiero que pongas esto en la entrevista y no lo quites.