El rostro de Paul McCartney (71) es uno de los más ubicuos en Oxford Street. En la principal arteria comercial de Londres, las facciones de la figura viva más importante de la música popular están estampadas en poleras, tazas, llaveros y otra docena de objetos. Muchas de sus canciones, compuestas hace 50 años, son la banda sonora de las tiendas donde turistas de todo el mundo compran estos suvenires para sentir que no estuvieron tan lejos de sus ídolos.
Ellos no saben que, en ocasiones, Paul McCartney está literalmente a la vuelta de la esquina. A menos de una cuadra de Oxford Street, el músico abrió espacio en su agenda para reunirse con periodistas de todo el mundo en el hotel London Edition. La razón es la presentación de New, su decimosexto álbum y que se estrena mañana. A seis años de Memory almost full, su última entrega inédita, New tiene 12 canciones grabadas en Nueva York, Los Angeles y Londres (ver crítica).
Para inaugurar este nuevo capítulo frente a los micrófonos, el ex Beatle llega lanzando bromas y anécdotas, como su encuentro con Miley Cyrus en septiembre. "Estaba en un show en Las Vegas, con gente muy cool. Todos caminaban con un séquito al lado, con teléfonos y guardias muy serios. De repente aparecí yo y dije: 'Hola, Miley', y pensé ¿qué estoy haciendo? Estoy sonando como un fan. Debería tratar de ser más cool. Ni siquiera me notaron. Bueno, la verdad es que uno de los tipos de seguridad me vio y entonces ella regresó".
El hombre de Yesterday, vestido de traje negro y camisa a cuadros, luce relajado, mastica chicle y sonríe casi todo el tiempo. Se ve contento y hay razones concretas: su matrimonio con la estadounidense Nancy Shevell, en 2011, lo empujó hacia una felicidad y un optimismo que sirvieron de telón de fondo para el nuevo álbum. De hecho, gran parte de las composiciones están cubiertas por una frescura casi juvenil. El músico se hace cargo: "Cuando tienes una nueva esposa compones nuevas canciones. Pero a decir verdad, hay también algo de tristeza en el álbum. Mientras más lo escuchas, más descubres que en el fondo hay dolor mezclado con alegría".
Pero si se trata de miradas juveniles, también asoma lo inevitable: los guiños a su vida antes de la beatlemanía. Por ejemplo, Early days. "Cuando escribí esa canción estaba pensando en el pasado, específicamente en mí y John cuando estábamos recién empezando. Y comencé a tener imágenes de nosotros en una tienda de discos, escuchando algunos vinilos de rocanrol, mirando pósters en el muro y me dio mucha alegría recordar esos momentos que ya se fueron. Por eso creo que los recuerdos son buenos. La vida cambia. La gente ya no va más a las disquerías, ya no se pone audífonos en una caseta para escuchar discos", reflexiona.
Luego sigue: "Una de las ideas que surgieron fue que nadie puede quitarme eso. A veces, algunas personas creen saber lo que realmente ocurrió en Liverpool a fines de los 50. Y yo les respondo: '¿Estuviste allí o simplemente lo leíste?'. Porque yo estaba allí, caminando por esas calles", agrega.
Hay otro vínculo pretérito, pero esta vez secundado por figuras recientes. Trabajado por cuatro productores, New contó con dos hombres de lazo directo con el universo de The Beatles: Ethan Johns, hijo de Glyn Johns, el ingeniero de sonido que se hizo cargo del álbum que luego terminó en Let it be (1970), y Giles Martin, también hijo del legendario aliado de casi toda la discografía de los Fab Four, George Martin. "Les dije desde el principio que no temieran contradecirme si algo no les gustaba o si pensaban que no era bueno". Pero ¿podían desafiarle tanto como Lennon? "No", dice y se ríe. "Pero en ese caso éramos dos chicos. Cualquiera de nosotros en The Beatles podía decirle al otro si algo no le gustaba y entonces había que cambiarlo". En noviembre, el ex Beatle volverá a los escenarios. A pesar de que no hay planes para Sudamérica, McCartney no descarta regresar a la región, donde desde 2010 ha tocado todos los años, incluyendo su paso por Santiago.
Consultado por La Tercera sobre su opción de volver a Chile y a la región, "Macca" cuenta: "Nos encanta tocar allí y eso se lo contamos a otros músicos. Yo le dije a Bruce Springsteen que actuara allí, y le insistía: 'Bruce, anda, la gente te va a adorar'. Ustedes en Sudamérica aman la música, en todos lados la gente está haciendo música, salen de fiesta y bailan", dice, mientras empieza a imitar con su voz el sonido de unos tambores. "Espero que podamos ir allí el próximo año. Es cierto que últimamente hemos ido bastante,pero amamos a los sudamericanos y a ustedes les encanta lo que hacemos. ¿Qué hay de malo en ello?", concluye, para luego despedirse con un "muchas gracias" en español.