Dos latitudes tan distantes en el planeta como Los Angeles y Belo Horizonte -uno en la costa californiana y otro en pleno corazón urbano de Brasil- se convertirán durante este fin de semana en puntos de partida para la renovación de dos leyendas incuestionables: The Rolling Stones y Paul McCartney, las instituciones artísticas más populares de los 60 y los propietarios de una influencia casi oceánica, comienzan sus respectivas giras mundiales no sólo bajo el objetivo de dar nuevos bríos a su legado, sino que también perfilándose como los protagonistas de los tours más rentables de la temporada.
Como una suerte de aperitivo antes del festín final, e intuyendo las expectativas que aún detonan en el circuito, los Stones ofrecieron un sorpresivo adelanto el
pasado sábado 27
en el pequeño club
Echoplex de Los Angeles
, ante cerca de
650 personas
y en una presentación que fue alertada sólo dos horas antes a través de
. ¿El precio de la entrada? Por apenas US$ 20, los privilegiados pudieron ver una hora del material más granado del conjunto, desde el inicio con You got me rocking hasta el infartante tramo final que pegó Start me up, Brown sugar y Jumpin' jack flash.
"Cuando Keith Richards, con su pañuelo envuelto en el pelo y sus aros de oro se acercó a la gente a golpear el clásico riff que abre Start me up, lo hizo con una fuerza tal, llena de poder y confianza, que la audiencia simplemente quedó en shock. Lo mismo sucedió con la energía de Ron Wood y Mick Jagger. Se ven una banda bien aceitada, hambrientos ante el desafío de la gira que empieza este viernes 3 en el Staples Center de la misma ciudad", reseñó el periódico LA Times.
De hecho, los británicos iniciarán mañana su periplo 50 and Counting, el primero en seis años y que ya tiene anunciadas 20 fechas repartidas en EE.UU., Canadá e Inglaterra. Eso sí, ahí los precios ya no serán tan módicos: según estimaciones de la prensa norteamericana, los boletos -con costos de $ 77 mil a $ 300 mil- figuran entre los más caros cobrados en la industria musical estadounidense en los últimos cinco años. Montos que permitirán que a fin de año la gira alcance, con toda seguridad, el primer o segundo puesto de las más millonarias de 2013.
Además, luego de sumar conciertos en Europa para el segundo semestre, los hombres de Simpathy for the devil planean llegar a Sudamérica entre diciembre y febrero del próximo año. Las negociaciones para Brasil, Argentina, Chile y Perú siguen en curso y los primeros anuncios se harían en octubre. Para 2014, la agrupación alista un nuevo álbum, el que ya empezaron a trabajar en Los Angeles. "Pero no nos obsesiona el tema, porque la gente quiere seguir escuchando nuestros viejos hits", ha dicho Jagger a la prensa de su país.
Un trance similar acorrala a Paul McCartney. "Quiero tocar composiciones nuevas en este nuevo tour, pero todos saben que no puedo dejar de lado Let it Be o Hey Jude", aseguró el músico en una entrevista de este fin de semana para la TV brasileña. Además, el ex Beatle tiene camino más adelantado: desde el año pasado que trabaja con el reputado productor inglés Mark Ronson (Adele, Amy Winehouse) en un álbum que ya tiene listo un puñado de canciones y que se inclinará hacia el funk, los sonidos más bailables y el pop más simple. Su fecha de estreno está contemplada para el segundo semestre.
Pese al renovado espíritu, su inminente gira -bautizada como Out there!- estará concentrada en los himnos conocidos por generaciones completas, pero también bajo un agregado escenográfico: a la usanza de las superestrellas pop como Madonna, Lady Gaga o U2, su nuevo escenario tendrá una plataforma que lo acercará más al público. Tras Belo Horizonte, el cantante pasará por otras dos plazas brasileñas, Goiania y Fortaleza, con el objetivo de inaugurar los remodelados estadios que albergarán el futuro Mundial de Fútbol. Tras su única escala en Sudamérica, continuará por EE.UU., Canadá y Europa.
Casi como una sincronía, tanto McCartney como The Rolling Stones han ensayado durante las últimas semanas en el mismo estudio de Los Angeles, compartiendo opiniones y hasta publicando fotos conjuntas en sus respectivas redes sociales. Una hermandad longeva e impermeable al paso del tiempo.