Paul Ryan (42) pasa al centro de la escena esta noche para dar el mayor discurso de su carrera política cuando acepte la nominación como compañero de fórmula del candidato presidencial estadounidense Mitt Romney en la Convención Nacional Republicana.

Ryan, un ortodoxo conservador en temas presupuestarios oriundo de Wisconsin, encabeza la lista ordaores en la cita.

Con mucho cuidado para no imitar a su antecesora Sarah Palin, quien cayó en desgracia rápidamente tras irrumpir en la campaña del 2008 como compañera de fórmula de John McCain, Ryan ha iniciado cautelosamente la carrera electoral. Todavía no está claro si ayudará a Romney a atraer el apoyo de los votantes indecisos que podrían ser cruciales en los comicios del 6 de noviembre. Los sondeos muestran un cuadro mixto.

"Hoy, el pueblo estadounidense, millones que quizá no sepan mucho sobre Paul Ryan, más allá de los titulares que leyeron, podrán conocer a Paul Ryan de la forma en que muchos de nosotros lo conocemos: como un serio pensador de políticas", dijo el senador republicano Marco Rubio al programa del canal ABC "Good Morning America".

Rubio, que representa a Florida, un estado clave que podría volcar las elecciones para cualquiera de los dos partidos, defendió el polémico plan presupuestario de Ryan, que prevé profundos recortes del gasto público y una reforma del seguro médico estatal Medicare para los estadounidense de edad avanzada.

No hay dudas, sin embargo, de que Ryan ha energizado a los conservadores de una manera en que Romney no podía durante los largos meses de las primarias republicanas, cuando enfrentó a varios contendientes.

Ryan, un políticode aspecto juvenil, aficionado al ejercicio físico, se ha mostrado como un activo afable para Romney hasta ahora.

Ha ayudado a convocar grandes multitudes para Romney cuando ambos hicieron campaña juntos y algunos conservadores que no estaban tan contentos con el ex gobernador de Massachusetts Ahora sí están listos para trabajar duro por él, con Ryan en la boleta. Ryan también sirve para poner en juego a Wisconsin, un estado del centro del país que no ha votado a favor de un candidato presidencial republicano desde Ronald Reagan en 1984.

Un triunfo de Romney en Wisconsin podría alterar el mapa electoral de una forma que golpearía las esperanzas de reelección del presidente Barack Obama.

POCO CONOCIDO FUERA DE WASHINGTON
La posición de Ryan en el centro de la escena le ofrece la oportunidad de presentarse a millones de estadounidenses que apenas comienzan a interesarse en una carrera presidencial que está muy ajustada, cuando faltan 70 días para la votación.

Ryan, presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Representantes del Congreso, es bien conocido en Washington, pero no más allá.

Los demócratas lo presentan como un ideólogo conservador extremista cuya propuesta presupuestaria en la Cámara Baja "pondría fin al Medicare tal como lo conocemos".

Están usando su plan presupuestario en su contra en estados como Florida, con su gran población de jubilados, y en Virginia, donde miles de empleados públicos habitan los suburbios adyacentes a Washington, D.C. Romney no puede darse el lujo de perder en alguno de esos estados.

Un sondeo de Reuters/Ipsos de ayer arrojó que la mitad de los estadounidenses aprueban a Ryan, mientras que la otra mitad lo rechaza.