Paul Schäfer: el alemán que marcó la historia chilena

En 1961 llegó a Chile junto con una serie de leales seguidores para instalarse en Parra, al sur de Santiago de Chile, creó la Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad, que contaba con una escuela y un hospital, sentando los antecedentes de lo que después se conocerá como Colonia Dignidad, el centro de operaciones de su extensa red de influencia.




El alemán Paul Schäfer, condenado por pedófilo, traficante de armas y violador de los derechos humanos falleció hoy cerrando una etapa oscura en el enclave conocido como Colonia Dignidad y en la historia del país.

Mientras la comunidad alemana establecida en unas 17.000 héctareas en el sur de Chile trata de surgir actualmente como un centro de recreo, por muchos años vivió con el peso de un silencioso y astuto criminal, que burló la justicia chilena hasta que la salud lo traicionó.

Paul Schäefer dejó de escapar el 10 de marzo de 2005, cuando fue capturado en la localidad argentina de Tortuguitas, tras una vida escondido por una serie de delitos que comenzaron en su Alemania natal.

Schäfer, nacido el 4 de diciembre de 1921, siempre estuvo marcado por las ideas nazis, lo que lo llevó a sumarse en su juventud al Ejército alemán, donde se desmpeñó como enfermero con el grado de cabo, durante la ocupación nazi en Francia. La guerra lo marcó de por vida, no sólo por un estilo de vida jerárquico y autoritario que implementó más tarde en Chile, sino por la muerte de sus dos hermanos, Hanz y Walter, situación que ayudó a que Schaefer se hiciera creyente de la iglesia bautista.

Con el credo religioso y la ayuda de su amigo Hugo Baar,  Schäfer creó en 1959 la Misión Social Privada, una institución de ayuda a niños en riesgo social, donde cometió los primeros abusos sexuales a menores, por lo que huyó de Alemania junto a sus colaboradores.

En 1961 llegó a Chile junto con una serie de leales seguidores para instalarse en Parra, al sur de Santiago de Chile, creó la Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad, que contaba con una escuela y un hospital, sentando los antecedentes de lo que después se conocerá como Colonia Dignidad, el centro de operaciones de su extensa red de influencia.

Como líder de Colonia Dignidad,  Schäfer implementó la disciplina adquirida en el Ejército. No permitía que los colonos alemanes mantuvieran contacto con sus familiares en Alemania, el correo era estríctamente revisado y debían llevar un estilo de vida acorde con sus principios religiosos.

La primera denuncia contra  Schäfer la realizó Ernest Wolfang Müller, uno de sus ex colaboradores, luego de escapar en 1966. Según Müller, Schaefer abusaba reiteradamente a los niños de la zona e hijos de colonos.

A pesar de la denuncia, la colonia siguió funcionando con un exclusivo grupo de líderes, donde Schaefer concentraba el poder. Para la comunidad, el grupo de alemanes ayudaba a sus hijos y ofrecía salud, mientras en la oscuridad ocurrían los peores abusos a los derechos humanos.

Durante el régimen militar de Pinochet, Shaefer permitió que operara en sus instalaciones la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), organismo represor que convirtió sus tierras en centros de torturas.

Con el regreso de la democracia en Chile, en marzo de 1990 el Ministerio de Justicia abrió una investigación sobre Colonia Dignidad, con la sospecha que bajo la fachada de la beneficencia se oculta un lucrativo negocio."Es un Estado dentro del Estado", dijo en esa ocasión el ex presidente Patricio Aylwin.

Tras una serie de allanamientos, Paul  Schäfer comenzó con su vida de prófugo de la justicia desde el año 1997, sin dejar de ejercer una fuerte y terrorífica influencia en la colonia de alemanes.

Mientras las investigaciones judiciales revelaron que en Colonia Dignidad los niños eran sometidos a abusos sexuales y separados de sus padres y los líderes del enclave eran perseguidos y encarcelados, Schaefer escapó junto a su hija hacia Argentina.

Preso de las enfermedades y de su estilo de vida, en marzo de 2005  Schäfer dejó de ser prófugo. Casi irreconocible, en silla de ruedas, con las marcas de la enfermedad en su rostro y una sonrisa que denotaba su incapacidad de comprender lo que sucedía, el criminal más buscado de Chile fue capturado en Argentina.

Con más de 20 años de condena, el pedófilo, luego de cuatro años en un hospital penitenciario, cerró con su muerte un episodio oscuro e inolvidable de la historia chilena.

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