"Centrémonos más en lo que nos une que en lo que nos divide", pide la vocera de gobierno, Paula Narváez, a los líderes de la Nueva Mayoría, una condición necesaria -asegura- para dar continuidad a la administración de Michelle Bachelet, que ya entró en el último año de gestión.
A un año del término del gobierno, ¿qué perspectivas tiene el Ejecutivo sobre la proyección de la Nueva Mayoría?
Estamos convencidos de que la unidad de la centroizquierda le hace bien al país y que cuando está trabajando junta hay éxito. Creemos fundamental la proyección de la coalición más allá de este gobierno, pero eso es una decisión que toman los partidos. Como gobierno lo creemos bueno, porque si se mira lo que ha sido la historia de nuestro país, cuando el centro y la izquierda están unidos, nos va bien. Eso debe proyectarse, pero respecto de los mecanismos, las formas y las maneras, eso es algo que les compete a los partidos políticos.
¿Hay preocupación en el Ejecutivo por el estado actual de la Nueva Mayoría?
Estamos viviendo situaciones excepcionales en política y no hay ninguna posibilidad de que los partidos queden inmunes a estos cambios que están habiendo en el sistema político. Hay una serie de transformaciones que han impactado las relaciones, hay un cambio de sistema electoral, está el refichaje, es decir, es imposible que en este escenario tan excepcional no existan tensiones.
¿Ve riesgo de disolución de la Nueva Mayoría?
No hay riesgo de disolución de la Nueva Mayoría, de esta coalición de centroizquierda, porque lo que vemos en las reuniones periódicas que tenemos es que el ánimo que existe en los partidos es de ir confluyendo a ideas comunes. Subyace un ánimo de permanecer juntos.
¿Usted ve solución a los impasses que tienen la DC y el PC, donde se generan las mayores disonancias?
Las vemos, porque ocurren en la práctica, en el sentido de que estamos juntos en las distintas reuniones de coordinación, tanto de agenda legislativa como de agenda política, y conviven de una manera dialogante, con exposición respetuosa de sus puntos de vista, nos damos cuenta de que las controversias se están solucionando por la vía que corresponde.
¿No han resultado paralizantes para la agenda del Ejecutivo las tensiones entre los dos polos de la Nueva Mayoría?
Hemos sido capaces, tanto Ejecutivo como Nueva Mayoría, de poder seguir trabajando y las cosas van por cuerdas separadas. Uno puede tener una situación que tensione la relación entre los partidos, pero eso no paraliza el trabajo. Aunque ocurre esta situación que tensiona la relación entre la DC y el PC, el gobierno hace su trabajo, toma sus decisiones, seguimos analizando la agenda legislativa. No hubo parálisis objetiva.
Lo dijo Alejandro Guillier: ¿Se acaba la Nueva Mayoría si no hay primarias presidenciales?
Eso es algo que tienen que definir los partidos. Nosotros, como gobierno, creemos y apostamos a la unidad y que nos centremos más en lo que nos une que en lo que nos divide. Pedimos que exista una reflexión en esos términos, ya que significa éxito para el país en el sentido de consolidar nuestras transformaciones.
¿Sería un fracaso para este gobierno que un candidato de la coalición llegue a la primera vuelta saltándose las primarias?
Como estamos viviendo situaciones excepcionales tampoco podemos aplicar juicios tan rígidos tan a priori. Tenemos que tener la capacidad de entender y leer los tiempos que estamos viviendo. Yo no dramatizaría escenarios previamente. Si me pregunta por primarias o llegar a la primera vuelta, evidentemente que el mecanismo de las primarias entrega un piso de legitimidad distinto y recomendable, no obstante es un tema que deben resolver los partidos.
¿Asume el gobierno algún tipo de responsabilidad respecto del deterioro de las relaciones de la Nueva Mayoría?
Tenemos una convivencia tensa, porque somos siete partidos que en muchas cosas no estamos de acuerdo, pero tenemos un programa de gobierno que creemos que le hace bien al país. Nos ponemos de acuerdo para sacar adelante aquello, pero eso no significa que no haya situaciones que tensionan la relación. Hablar de deterioro es un juicio severo que no comparto. No refleja la realidad, porque en términos prácticos la Nueva Mayoría funciona en el gobierno, porque está reflejada en sus distintas autoridades y en una convivencia de gobernabilidad que se da en el día a día desde el Ejecutivo y también funciona en nuestras relaciones con los parlamentarios.
Sin embargo, la Nueva Mayoría no es hoy la misma que al inicio de este gobierno...
Porque ha tenido que transitar, tanto desde el punto de vista de los partidos como en el trabajo del Ejecutivo, por una de las crisis políticas más importantes que ha tenido nuestra institucionalidad desde el regreso de la democracia. Eso tensiona a cualquier coalición. La crisis de confianza desatada por la relación no necesariamente transparente que quedó establecida entre el dinero y la política fragilizó a muchos actores políticos. Y eso genera una dinámica de transformaciones. Entonces, claro que la Nueva Mayoría no es la misma.
¿Ha habido una administración satisfactoria del Ejecutivo respecto de las diferencias de los partidos?
Aquí cada uno hace su trabajo. La Presidenta siempre ha sido muy clara. Eso no significa que la Presidenta no convoque y no coordine algunas acciones cuando ha sido necesario. Desde el Ejecutivo hemos estado conversando también, la priorización legislativa se hizo con ellos. Se confunden un poco los planos para quienes puedan tener esa opinión. Aquí el gobierno ha estado dedicado a gobernar y a sacar la pega adelante, que es mucha.
¿Ya se resignó este gobierno a que su popularidad sea baja?
Este gobierno lo que hizo fue atreverse. Cuando un gobierno se atreve a transformar, hay costos que probablemente se paguen, y uno de esos costos puede ser la popularidad. Es un costo menor si uno se centra en lo transformador que va a ser este gobierno. ¿Quién va a volver atrás con la gratuidad? ¿Quién va a volver atrás con la reforma tributaria? ¿Quién va a volver atrás con el sistema electoral? ¿Quién va a volver atrás la inauguración de dos nuevas universidades estatales? La popularidad, frente a todo eso, es un costo menor.
Alude a las reformas y no al caso Caval...
Ese caso y otros casos se conjugaron con otras variables que pueden estar afectando la popularidad.
Una crítica recurrente es que el gobierno ha transitado en una permanente indefinición entre las fuerzas que querían una refundación y aquellas que planteaban una gradualidad. ¿Qué responde a ello?
El gobierno ha sabido conciliar aquellos cambios necesarios para poder enfrentar la desigualdad de manera lo más eficaz posible. Aquí es súper importante evitar las caricaturas. No es negro o blanco; no es lo uno o lo otro. No creo que haya primado una visión extrema o refundacional frente a aquellos que no quieren mover nada. Creemos que gobernar responsablemente significa conciliar las necesidades de transformación con el escenario de responsabilidad.
¿Cómo se explica este gobierno la valoración que tiene el ex Presidente Piñera en las encuestas?
Está punteando, pero hay que ser realista, porque no son cifras extraordinarias. Está siendo rápidamente alcanzado por otros precandidatos. Es una elección que sigue estando abierta en las encuestas.
Le concedo que el escenario está abierto, pero aun así el ex mandatario lidera los sondeos. ¿Hay responsabilidad del gobierno en eso?
El gobierno tiene la responsabilidad de gobernar y sacar su tarea adelante, y respecto de lo que pase con el ex Presidente Piñera, explicarlo sería especulativo. La base de apoyo que tiene es la base de su sector, no es una base extraordinaria desde el punto de vista de los números. Queremos que este gobierno se proyecte más allá del 11 de marzo de 2018. Creemos que estas transformaciones necesitan proyectarse en el tiempo. Pero tampoco creo en lecturas tan lineales de la realidad: que si ocurre esto es un fracaso, si ocurre esto es un éxito. La vida política es mucho más compleja que eso.
Si Piñera gana, ¿está en riesgo la proyección de las reformas?
Si la derecha o la oposición gana, creo que por la visión que ellos representan, donde el mercado tiene un rol mucho más relevante que el Estado, que consideran que la educación es un bien de consumo y no un derecho social garantizado, como nosotros lo pensamos, claramente muchas de las transformaciones se van a ver amenazadas. Por eso es importante avanzar desde el punto de vista legislativo, para que aquellas cosas queden por ley y sean más difíciles de modificar por el gobierno que venga.
¿Está definida la urgencia con la que entra el proyecto de modificación a la Constitución y el de nueva Constitución?
El tema de las urgencias se lo dejo a mi colega Nicolás Eyzaguirre, a quien le compete establecerlo. Sí le puedo señalar que son proyectos que establecen el cambio al capítulo 15 de la Constitución, que va a ingresar durante marzo, más otros proyectos. Lo que esperamos es que se pueda aprobar en el Congreso y podamos cambiar la Constitución. No quiero entrar en el detalle.
En educación, los proyectos de nueva educación pública y la parte sustantiva de la reforma a la educación superior, ¿también son temas que se pretenden dejar zanjados en este gobierno?
Esperamos dejar despachados ambos proyectos, para que sea una realidad la desmunicipalización en Chile. Por otro lado, queremos dejar despachada otra ley al sistema de educación superior, con un importante componente en materia de universidades estatales, que establezca un fortalecimiento a ellas y un componente regulatorio, una institucionalidad que permita dotar de más fuerza a la entidad pública para controlar las instancias donde se entrega educación a los jóvenes y un elemento de financiamiento del punto de vista de cómo se financia la educación superior.
El tema de la gratuidad ha sido el gran eje del gobierno. Se comprometió el 70%...
Nosotros planteamos llegar a un 70% en este gobierno, con miras a la gratuidad universal, ese fue el planteamiento. Creemos que por las proyecciones económicas, porque tenemos una economía que avanza más lento, porque tenemos un precio del cobre más bajo del que se pensó, por una serie de factores y siempre en el marco de la responsabilidad, es que creemos que vamos a poder avanzar un poquito más del 50%.
¿No se alcanzará esa promesa entonces?
No vamos a poder llegar al 70, pero creemos importante decir que antes de este gobierno había cero. Eso es lo relevante. La noticia se transforma muchas veces en que no llegamos al 70. Lo que hay que decir es que hemos llegado al 50%, hemos incorporado a jóvenes de CFT e IP y esperamos, a partir de cómo se proyecte la economía, el próximo presupuesto tener aprobado por ley a un mayor número de estudiantes que ingresen a la educación superior con gratuidad. La ley dejará establecido qué condiciones económicas tienen que existir en el país para que se vaya avanzando en los deciles.
Entiendo su énfasis, pero hay una promesa de campaña incumplida...
Es importante y responsable decir que cuando se gobierna y se asumen distintos contextos y realidades, uno se tiene que hacer cargo de eso sin ningún tipo de complejo o problema. Debemos ser capaces de decirle al país: "Pensábamos que íbamos a poder llegar a este tramo, pero vamos a llegar a un tramo menor, porque es lo responsable de hacer". No veo drama, veo la responsabilidad de gobernar con la verdad.
¿Por qué no se cumplió el compromiso?
El espectro económico y las variables económicas juegan un rol importante para construir políticas públicas sustentables en el tiempo. Si la economía ha estado más lenta, eso tiene un impacto también en cómo se generan coberturas en políticas sociales. La Presidenta también ha querido mantener un balance para poder, a pesar de las circunstancias económicas, de las 14 catástrofes que hemos vivido en este gobierno, no sacrificar ningún área en materia de protección social. Por eso pudimos aumentar el 10% de las pensiones básicas solidarias, el aporte previsional solidario, por eso pudimos una vez garantizar por ley el aporte familiar permanente de marzo. Justamente, porque tenemos responsabilidad para cumplir con los compromisos.
Pero hubo una reforma tributaria para garantizar el tema de educación...
Hubo una reforma que alcanzó para financiar parte de la reforma educacional.
¿Cuál será el sello de este gobierno?
La reforma a la educación va a ser el sello del gobierno de la Presidenta Bachelet, sin ninguna duda, pero va a haber muchas otras reformas que se van a ir valorando con el transcurrir del tiempo, y la gente cuando se acuerde del AUC, ocurrió en este gobierno; cuando se acuerde de la Ley Ricarte Soto, van a recordar este gobierno; cuando se acuerden de la ley de cuotas, fue en el gobierno de la Presidenta Bachelet; cuando recuerden que se transformó el sistema binominal, fue en el gobierno de la Presidenta Bachelet. ¿Cuándo se instaló la gratuidad? En el gobierno de Bachelet. Así podría nombrar muchas más cosas.
¿Va a tener mejor lejos este gobierno?
Una posibilidad es que un gobierno de transformaciones que requieren de tiempo Tengan una más larga valoración; no un buen lejos, sino una más larga valoración.