Tranquila arribó a Puerto Montt la delegada presidencial para Chaitén, Paula Narváez, luego de la frustrada reunión en la que pretendía informar a los chaiteninos de las medidas adoptadas para la relocalización de la ciudad.
Narváez aseguró que entendía la postura del grupo de habitantes de la ciudad que se niegan a aceptar la decisión del Ejecutivo y realizan manifestaciones, aunque prefería quedarse con la actitud del resto de los desplazados, con los que si pudo dialogar.
"Era esperable que reaccionaran así. Es difícil el diálogo porque ellos parten de la premisa de que el volcán no es peligroso, lo que condiciona el poder conversar", dijo Narváez a latercera.com
La delegada presidencial añadió que "nos parece que ellos niegan una parte de la realidad. Esta situación es un fenómeno de la naturaleza y la provocó un volcán, no lo provocó el Gobierno. Desconocerlo hace que se tomen decisiones equivocadas y que se realicen manifestaciones equivocadas y desproporcionadas, como el uso de emblemas patrios extranjeros".
En este sentido, Narváez optó por valorar las conversaciones que sostuvo con las familias "con las que pude reunirme en las regiones de Los Ríos y de Los Lagos, con quienes pudimos dialogar aunque igualmente les duele el no poder volver a sus casas y a su pueblo".
Sobre la actitud de las personas que permanecen en la ciudad, y han protagonizado manifestaciones en la última semana, afirmó: "Ellos no quieren hablar de relocalización, de desplazamiento y de las medidas tomadas por el gobierno. Les contamos de los programas de inversión para mantener la conectividad en la zona y proteger el puente de desbordes del río, pero ellos quieren hablar solo de la ciudad, y de la falta de servicios básicos. Pero parten de la premisa de que el volcán no es peligroso".
En cuanto a las peticiones de renuncia que realizaron en su contra los habitantes de Chaitén, la personera de gobierno tomó con tranquilidad su reacción.
"Es parte del rol que a mi me toca asumir. Las tomo con alturas de miras" manifestó Narváez.