Las películas "deben arrojar luz sobre lo oculto", y eso es lo que trata de hacer "Las analfabetas", una película sobre los problemas educativos en Chile dirigida por Moisés Sepúlveda, con una soberbia Paulina García, presentada hoy en la Semana de la Crítica de Venecia.

Una película como "Las analfabetas" es "ultranecesaria en un país en el que el analfabetismo no existe como concepto, aunque las estadísticas dicen que el 50% de los chilenos no entiende lo que lee y no es capaz de escribir un discurso coherente sobre un tema", explica la actriz en Venecia.

La película es una adaptación de la obra teatral del mismo título, escrita por Pablo Paredes para García, ganadora este año del Oso de Plata a la mejor actriz en Berlín por su papel en "Gloria", y Valentina Muhr, que buscaban una pieza que reflejara sus inquietudes.

"Invitamos al escritor a escribirnos esta obra de teatro (...) Ibamos a hacer 'El malentendido', de Camus, pero Pablo decidió escribirnos una obra", dice García sobre la peiza que se estrenó en 2010.

La historia es la de Ximena, una mujer analfabeta que lleva toda su vida ocultando este hecho, y la de Jacqueline, una joven profesora que se empeña en enseñarla a leer pero que también necesita ayuda para encajar en la sociedad.

A uno de montajes asistió el director Moisés Sepúlveda, que decidió adaptar la pieza al cine contando con las dos actrices para repetir sus papeles.

"Tuve claro desde el primer momento que tenía que trabajar con ellas. Me pareció natural y lógico, que nadie podría hacer el trabajo mejor que ellas, y el resultado me ha dado la razón", explicó el director en una entrevista compartida con Valentina Muhr.

Sepúlveda asegura que no quería "ver la obra de teatro como si fuera un obstáculo a superar", pero consideraba que la historia tenía que ser narrada de forma intimista y en interiores.

Incluso al principio, en 2011, se rodó prácticamente todo en interiores. Luego tomaron la decisión de confrontar al personaje con el mundo y se realizó un segundo rodaje, en 2012, en el que se incluyeron más escenas exteriores.

"Nos dimos cuenta en el camino que uno sólo puede ver el dramatismo de una sociedad en la medida en que lo expone a sujetos diferentes", y eso es lo que hicieron al sacar al personaje de Ximena a la calle.

Un lenguaje narrativo diferente para el cine, como recuerda Paulina García, para quien lo más difícil de la película fue precisamente "sacarle la teatralidad".

"Como está basada en una obra de teatro, nos costó mucho a Valentina y a mí soltar el teatro, que es donde nació el proyecto, y confiar en lo cinematográfico. Ahora que la vi, pienso que podíamos haber sacado más teatro y haber dejado más narrativa visual, pero ya está", agrega.

Y, además de la procedencia teatral de la historia, para la actriz la mayor dificultad estuvo en no leer.

"Leer es algo que uno hace de forma automática, es como si te piden no respirar". Un ejercicio muy interesante para tratar de entender a un personaje que lleva toda la vida inventando mentiras para que nadie descubra que no sabe leer.

Para meterse en el papel, la actriz trató de no leer durante la duración del proyecto, una situación bastante esquizofrénica.

Aunque, reflexiona, "actuar es bien esquizofrénico, es un estado de esquizofrenia cuidada. En un espacio de una hora o de tres o de once, tú instalas un tema y puedes vivirlo y tirarte contra una pared, golpearte la cabeza en el techo, pero luego paras, recoges tus cosas y te vas para la casa, tienes que irte para la casa, tienes que hacerlo, tienes que pasar a comprar las lechugas".

Y, si habitualmente un actor depende del trabajo de sus compañeros, en este caso fue aún más pronunciado al ser las dos actrices básicamente los únicos personajes de la película.

"Depender mucho del trabajo de otro actor es bueno, eso a mí me encanta. Si la otra me da, yo sé qué hacer; si no hay nadie que me dé, yo me pierdo. Con Valentina nos conocíamos mucho y fue una relación que simplemente fluyó", explica.

"Las analfabetas" se proyecta en la Semana de la Crítica de la Mostra, donde también se ha estrenado otro filme chileno, "Las niñas Quispe", de Sebastián Sepúlveda.

"Estar en Venecia es estar en una de las olas grandes del mundo del cine, hay que saber 'surfearla'", remató Moisés Sepúlveda.