"Fue una reunión que pasará a la historia en los libros de política comercial". De esta manera describe Paulina Nazal, jefa de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon), el diálogo de alto nivel que se desarrolló a mediados de marzo en Viña del Mar y al que asistieron autoridades de 15 países de Asia Pacífico.
Uno de los elementos que generaba gran expectativa era la participación de Estados Unidos luego de la salida de dicho país del Acuerdo Transpacífico (TPP, su sigla en inglés). Si bien no viajó ningún alto funcionario (estuvo representado por su embajadora), Nazal destaca que la nación haya aceptado la invitación.
¿Cómo evalúan las reuniones en Viña?
Tenemos una evaluación súper positiva. Teníamos tres objetivos concretos: lo primero era la pertinencia de realizar esa reunión. Eso lo conseguimos, porque no es fácil convocar a un diálogo de alto nivel y que asistieran tantos ministros de primer nivel. Lo segundo era reafirmar un compromiso que los países convocados consideraban clave, que era el compromiso con la apertura comercial, el libre comercio y la integración regional. Hubo un consenso entre todos los participantes que definitivamente es un camino que no hay que dar vuelta atrás y un rechazo rotundo a utilizar medidas proteccionistas como excusa para un mayor crecimiento local.
El tercer objetivo era que Chile hizo esta convocatoria a nombre de la presidencia pro-témpore de la Alianza del Pacífico y, en esa línea, quedó muy destacado el rol que tiene la Alianza del Pacífico en la actualidad como iniciativa de integración regional y como un articulador en estas materias.
Había mucha expectativa por lo que pudiese decir Estados Unidos. ¿Cuál fue la postura exhibida?
No sé si esperábamos más de Estados Unidos. Creo que la participación que tuvo era justamente la que anticipábamos dado el contexto en el que se encuentra el país con una administración nueva, con el encargado del área comercial aún sin ser nombrado oficialmente. Era bien difícil que viniera alguna otra autoridad a contar cuál va a ser la política comercial cuando ni siquiera tenían nombrada su autoridad.
Invitamos a Estados Unidos a participar de un diálogo y ellos participaron, lo cual hay que destacarlo. El mensaje fue bastante claro: ellos no quieren aislarse de una integración con Asia Pacífico, quieren estar presentes y no quieren tampoco cerrarse a negociar, pero van a utilizar otro mecanismo, que es un enfoque bilateral.
¿Quedaron tranquilos con el mensaje entregado por la embajadora?
Quedamos tranquilos en el sentido que ella transmite que el gobierno de Estados Unidos está abierto a tener un diálogo con los países de manera bilateral. Aquí no se han cerrado puertas y los canales están abiertos para conversar.
En el caso de la relación bilateral entre Chile y Estados Unidos, ¿cuál es el balance?
Hemos hecho una evaluación del TLC, que ya tiene 13 años. Están súper conformes con los resultados que se han obtenido desde que el acuerdo entró en vigor y ha sido muy positivo para ambas partes, porque los dos hemos aumentado el crecimiento del intercambio comercial notoriamente. También hay que destacar que Estados Unidos tiene un superávit comercial y esa es una de las variables que ha dicho la nueva administración que va a tener en cuenta para mejorar los desequilibrios de su país respecto de determinados socios. Ese no es el caso de Chile.
Recientemente, el G20 excluyó de su declaración final el combate al proteccionismo. ¿Les inquieta que las mayores economías no puedan hacer frente a Estados Unidos?
No lo veo así. En Viña tampoco se habló de una declaración conjunta, porque no había acuerdos sobre la redacción. Ahora, eso no implica que los países no tomen todos los resguardos para combatir el proteccionismo. Te aseguro que eso va a pasar con la Unión Europea. No es que no se atrevan a decirle nada a Estados Unidos, sino que quizás esté no es el mecanismo.
¿Es posible que se mantenga esta dinámica de Estados Unidos por un lado y el resto del mundo por el otro?
Lo peor que puede pasar es que un país empiece a desconocer acuerdos internacionales, como la Organización Mundial de Comercio (OMC), porque ahí empiezas a romper las bases del sistema mundial. Cuando se empieza a cuestionar el rol que tienen determinadas organizaciones, ahí se empiezan a generar fricciones muy fuertes. Quizás por eso va a ser súper relevante ver en la conferencia ministerial de la OMC que va a hacerse este año en Argentina cómo se mueven los países en este marco con una nueva administración que todavía no está muy claro cómo va actuar en los foros multilaterales.
¿Les preocupa que Estados Unidos desconozca algunas reglas de la OMC?
Sí, nos preocupa que eso pudiera pasar, porque esa ha sido la base y la estabilidad en materia comercial después de la Guerra. Todos estos organismos internacionales surgieron después de la Segunda Guerra Mundial, entonces nos preocupa que se empiecen a cuestionar estas reglas.
Porque ahí se entraría en terreno desconocido...
Sí, porque si yo te desconozco un derecho, tú también me lo puedes desconocer, entonces se puede empezar a generar una cadena que no beneficia a nadie. El mundo funciona porque hay normas y reglas compartidas y asumidas por todos.