Un reflector del parachoques, aquel espejo retrovisor que se trizó o las siempre desgastadas tapas de las ruedas. El barrio de la calle 10 de Julio, en la comuna de Santiago, ha sido tradicionalmente un punto utilizado para la compraventa de repuestos y la reparación de automóviles en desgracia.
"En un radio de 10 cuadras hay de todo. Esa es nuestra ventaja y todo el mundo lo sabe", dice José Aránguiz, mecánico de un taller de frenos. Sin embargo, en partes específicas del sector no sólo es posible ver a trabajadores vestidos de overol, sino también, a desconocidos tratando de reducir especies robadas, según reveló un análisis de la PDI.
El estudio fue elaborado por el Grupo Especial de Bienes Robados (Gebro) y, con antecedentes recopilados en sus procedimientos y también suministrados por los municipios, identifica 11 sectores capitalinos donde se venden las especies adquiridas de forma ilícita. Además del barrio 10 de Julio, en el mapa aparecen -entre otros- sitios tan tradicionales como el Persa Biobío, en Santiago; la feria Ictinos, de la comuna de Peñalolén, y la feria 3 Poniente, en Maipú (ver infografía).
El tema no es menor. Según la PDI, en 2012 se recuperaron cerca de $ 5.950 millones en artículos robados, mientras que este año se han incautado cerca de $ 733 millones. Además, durante el análisis policial se detectaron 225 sectores en que se comercializaban productos ilícitos en Valparaíso, 158 en Santiago y 83 en la Región del Biobío.
"Para poder intervenir estas ferias hicimos trabajos de inteligencia, que incluyeron agrupar las denuncias de la fiscalía y recorrer los lugares de cada comuna. Luego, cuando la flagrancia se hizo reiterada, focalizamos los lugares y sectorizamos el mapa", sostiene el comisario Claudio Maureira, jefe de la Gebro Metropolitana. El oficial, no obstante, aclara que son sectores puntuales y específicos dentro de estas zonas: "Son sectores que se reiteran dentro del comercio formal y que dan pie a la compraventa de cosas de dudosa procedencia", dice.
En 10 de Julio, por ejemplo, la génesis del problema es el desarme de vehículos robados, lo que, de hecho, no se efectúa en el mismo barrio: "Donde sí lo detectamos fue en La Pintana, en las desarmadurías de (calle) Lo Blanco y Santa Rosa. En ese lugar hay 18 establecimientos que trabajan en forma legal, pero que reciben toda clase de vehículos y los desarman, y luego se venden las piezas a locales de 10 de Julio", indica el comisario.
Hernán Aliaga, administrador de una tienda de repuestos y lubricantes del sector, dice que "la mayoría somos comerciantes establecidos, pero en las mañanas sí pasan personas ofreciendo desde plumillas hasta autos completos. Aunque lo que acá está de moda es la quinta rueda, la de repuesto de las 4x4". Para Fresia Gómez, vendedora de una tienda de líquidos anticongelantes y de limpieza, "eso se ve más en las calles cercanas, pero aquí no venden cosas robadas, quedó el prejuicio, pero no es verdad".
Autoridades en alerta
Si bien la venta de piezas robadas de vehículos es una de las principales preocupaciones de las autoridades, el análisis también detectó la venta ilegal de metales, computadores, teléfonos celulares e incluso, de los abarrotes obtenidos de asaltos a camiones. Incluso, según la policía civil, este tipo de comercio ilícito también se amplió a la venta de productos por internet, situación que ya está siendo indagada.
Gebro se creó en 2011, a partir de un proyecto en Valparaíso y en 2012 comenzó a funcionar en todo Chile, para investigar la sustracción de bienes y detectar el origen de los delitos. Según el jefe metropolitano de la PDI, prefecto inspector Luis Sandoval, el grupo colabora "educando a los comerciantes y la comunidad en no comprar bienes robados y en la persecución a través del análisis criminal, estableciendo modos de operar y lugares donde se comercializan estos bienes".
Según el mapa referencial de la PDI, las especies transadas ilegalmente van variando. En la feria de Maipú, por ejemplo, se trata de artículos ligados a la computación, telefonía celular y televisión satelital. Lo mismo ocurre en la feria Los Zapadores, de Recoleta.
Otros dos puntos detectados se ubican en la comuna de Peñalolén. Son las ferias de Molinero e Ictinos, ambos casos ligados a la comercialización de productos electrónicos. La compra o venta de artículos robados es conocida como el delito de receptación, el que está sancionado con penas que van de los 61 días a cinco años de cárcel. Para evitar incurrir en este delito la policía recomienda solicitar boletas de compras o la identificación del vendedor, en caso de que existan sospechas sobre el origen de la mercadería.