Los índices de obesidad y el aumento de las caries son las principales razones por las que la Academia Americana de Pediatría decidió modificar sus recomendaciones respecto a la ingesta de jugos de fruta natural en los menores de un año. Según la agrupación médica de EE.UU. se debe evitar darles de beber estas preparaciones a los menores de un año, aunque este sea de fruta natural y sin azúcar añadida.
"No ofrece ningún beneficio nutricional en los niños menores de un año y no se debería incluir en su dieta", dice el comunicado publicado ayer en la web de los pediatras.
Esta es la primera vez desde el año 2001 que el organismo, y del cual Chile aplica muchas de sus directrices, cambia una sugerencia al respecto.
"Los padres pueden percibir el jugo de fruta como sano, pero no es un buen sustituto de la fruta fresca. En pequeñas cantidades está bien para los niños mayores, pero es absolutamente innecesario para los niños menores de un año", señala Melvin B. Heyman, coautor de esta declaración.
Pese a que son fáciles de transportar y de ingerir por los niños pequeños, los especialistas hacen hincapié en que la exposición excesiva de los dientes a los hidratos de carbono puede producir caries dentales, por lo que además, desaconseja darles antes de dormir.
En Chile, esta práctica es muy frecuente, dice Salesa Barja, nutrióloga infantil de la Sociedad Chilena de Pediatría (Sochipe). "Es una recomendación que incluso dan los pediatras. Es una práctica saludable cuando es bien controlada", indica. El problema, añade, es que muchas mamás, creyendo que es una buena práctica por las vitaminas y minerales de las frutas, preparan mamaderas completas de jugo naranja, por ejemplo, para un bebé de nueve meses y eso es mucha fruta para un niño pequeño.
La nutrióloga infantil de Clínica Las Condes, Ximena Raimann, explica que desde hace un tiempo en su especialidad se viene recomendado no darles estos jugos a los menores de un año, e incluso, a los más grandes también. "Tenemos que acostumbrar a los niños a beber agua y que coman una porción de fruta como postre después de almuerzo. El jugo tiene más calorías que la fruta, los niños se lo toman bien y rápido, pero se pierde la fibra, que es parte también de las propiedades de las frutas", señala.
Según la especialista, son tan pequeños antes del año y pesan tan poco, que es mejor darles fruta entera y así no desplazar otras comidas. "Un jugo de fruta tiene más azúcar concentrada y ocupan un volumen importante del estómago. Quedan llenos de jugo y no van a querer comer comida después. En los niños bajo peso eso es un riesgo", dice Raimann.
Estos jugos, añade Barja, además de la obesidad, también está asociado a males gástricos en los más pequeños. Puede producir varios problemas, que van desde diarreas, cólicos hasta síntomas de distensión abdominal y niños con este malestar, explica la nutrióloga, tampoco van a querer comer más.
Mejor con fibra
En los jugos de fruta, la fibra natural de la fruta no está presente. Distinto es si a los bebés de más de seis meses se les inicia en la alimentación con puré de frutas. "Las propiedades benéficas de la fibra permanecen porque es la misma fruta, pero triturada. La fibra ayuda a que el azúcar de la fruta no se absorba tan rápido", señala Barja.
En los niños mayores de un año, la fibra que obtienen de la fruta entera también les brinda mayor saciedad, porque permanece más tiempo en la boca y deben masticar.
La tendencia, dice Valentina Uauy, nutricionista de la Clínica San Carlos de Apoquindo Red de Salud UC-Christus, es que los niños pequeños puedan explorar con las frutas, aprender a conocerlas, tocarlas, olerlas, conocer su sabor y su textura. "Los puré o papillas de fruta triturada como alimentación complementaria después de los seis meses, ayudan a la deglución. Entera, cuando son más grandes, favorece el hábito de la masticación", señala.
Hasta los seis meses, la leche materna o las fórmulas maternizadas son el único alimento que los bebés necesitan.