Decía que no le gustaba el teatro, aun cuando sus presentaciones fueran delirantes puestas en escena. Pedro Lemebel, fallecido el viernes pasado a los 62 años, víctima de cáncer, no era lo que se podría decir un amante de las artes escénicas. Su escenario favorito estaba fuera de los teatros, en las calles que cruzó, sobre las páginas en blanco y los muros de los barrios marginales donde forjó su obra.
Bien lo sabe su amiga, la actriz Claudia Pérez. En 1999, cuando recién había egresado de la Escuela de Teatro de la Universidad Católica y buscaba qué obra llevar a escena, encendió la radio y escuchó que dos locutores conversaban acerca de un escritor de rara estirpe que publicaba en medios locales. "Uno dijo que eran crónicas políticamente incorrectas con un dejo de resentimiento", cuenta Pérez, "No digas eso, le dijo el otro, es buenísimo".
Junto a su pareja, el también actor Rodrigo Muñoz, llegaron hasta Radio Tierra, en calle Purísima, donde Lemebel, quien ya había publicado La esquina es mi corazón (1995), Loco afán: Crónicas de sidario (1996) y De perlas y cicatrices (1998), leía sus propios textos impregnados de calle en el segmento Concierto. Ambos lo esperaron en la entrada.
"Cuando apareció, nos miró de arriba a abajo, con esa mirada que sólo él tenía. Le pedimos si podíamos adaptar sus textos al teatro y nos preguntó: '¿A ustedes les va bien? ¿Va mucho público a ver sus obras?'. Le dijimos que la crítica nos trataba bien, pero que llenar las salas siempre era asunto difícil", recuerda Pérez. "Solo así aceptó, nos dio su confianza y entendimos que era de los que le gustaba lo difícil y apostar por lo desconocido", agrega.
El encuentro entre el artista y la pareja selló uno de los escasos pactos que llevarían a Lemebel sobre las tablas. Tres años después, en una fría sala del MAC, debutó De perlas y cicatrices, y luego Tengo miedo torero (2001) y Cristal tu corazón (2008).
"Se metía poco en la dirección, pero entendía mucho de teatro. Decía que solo lo invitáramos a los estrenos", cuenta Pérez. "Una vez apareció en un ensayo. Hacía tanto frío que llegó con un abrigo largo, toda una diva. Incluso, nos acompañó en la gira de Tengo miedo... Decía que gracias a nosotros se había reconciliado con el teatro".
La última vez que la actriz lo vio fue hace tres semanas, en la habitación donde estuvo internado en la Fundación Arturo López Pérez. "Me pidió que llevara el Háblame de amores (2013) para que trabajarámos en la obra que mostraremos ojalá en mayo en Matucana 100, dirigida por Rodrigo Muñoz y con Tito Bustamante, Claudia Vergara y José Luis Aguilera en el elenco", anuncia.
"Estaba de buen ánimo, coqueto y con el humor de siempre. Agarró mi cuaderno y trazó el vestuario que quería para mí: sin cejas, con echarpe sobre los hombros y zapatos azules".