Burhan Ghalioun, líder del Consejo Nacional Sirio (CNS), principal agrupación opositora al régimen de Bashar Assad, ofreció renunciar después de que algunos integrantes amenazaron con retirarse de la organización debido a disputas internas, propinando un golpe a los esfuerzos para presentar un frente unido contra el presidente Bashar Assad.
Ghalioun dijo que no desea ser la persona que genere divisiones y que está dispuesto a dar un paso al lado, sólo días después de que fue reelecto a un tercer periodo de tres meses como jefe del CNS.
"Anuncio mi renuncia tan pronto como se elija un nuevo candidato, ya sea por consenso o en nuevas elecciones", dijo a The Associated Press. "Seguiré trabajando para servir a la revolución desde mi posición como integrante del consejo".
Tras 15 meses de rebelión, la oposición en Siria todavía lucha por superar las disputas internas e inexperiencia, lo que impide que el movimiento gane el impulso que necesita para presentar una alternativa creíble frente a Assad. Quienes los apoyan a nivel internacional han pedido varias veces al movimiento unirse y trabajar unido.
Desde que surgió en septiembre, el Consejo Nacional Sirio ha sido el rostro internacional de la revolución en el país y sirve como punto de referencia para los líderes occidentales cuando se trata de la oposición siria. Si sigue deteriorándose, podría complicar los esfuerzos para que Occidente y otros respalden a los opositores.
La declaración de Ghalioun llega después de que un grupo activista clave acusó a los dirigentes del CNS de marginar a sus integrantes y de tomar las decisiones importantes por su propia cuenta.
Los Comités de Coordinación Local, una red de activistas tanto fuera como dentro de Siria, advirtieron que el CNS está alejándose del espíritu de la revolución del país y amenazó con suspender su participación.
"No hemos visto otra cosa en los últimos meses que incompetencia política en el CNS y una total falta de consenso entre su visión y la de otros revolucionarios", indicaron los Comités en un comunicado.
En marzo, la ONU calculó que la violencia en Siria había matado a más de 9.000 personas. Cientos más han muerto desde entonces en una revuelta que comenzó en marzo de 2011 con exhortos pacíficos a una reforma y que se ha transformado en una insurgencia armada.