Lejos de la polémica que ha enmarcado las últimas semanas de Justin Bieber relacionadas a su supuesto retiro, el cantante canadiense aprovechó Navidad para estrenar su última película: Believe.

La vara era alta: con su primera cinta documental, Never say never, el artista recaudó US$ 29,5 millones en su estreno y US$ 73 millones en total en 2011, convirtiéndose en la más exitosa de las cintas basadas en recitales, indicó The Hollywood Reporter.

El resultado de su segunda incursión en la pantalla grande, sin embargo, no ha sido auspicioso: en los primeros tres días en la taquilla, el documental ha obtenido US$ 3,1 millones y para los cinco días, se espera que recaude US$ 4,5 millones. 

Las comparaciones fueron inmediatas: Así somos, el documental que lanzó One Direction en agosto pasado, debutó con US$ 15,8 millones, logrando finalmente alrededor de US$ 28 millones, lo que según el mismo medio, ya era considerado una decepción.

En 2008, la cantante Miley Cyrus lanzó Best of Both Worlds Concert Tour, cinta basada en la gira de su personaje Hannah Montana de Disney, recaudando US$ 31,1 millones. En 2009, en tanto, Jonas Brothers lanzó The 3D Concert Experience, obteniendo US$ 12,5 millones en su debut, según el mismo medio.

Es más: Believe destronó al documental de Katy Perry en el peor debut. Katy Perry: Part of Me obtuvo en su estreno US$ 7,1 millones de dólares en 2.730 pantallas en 2012.

Believe, no obstante, se encuentra en 1.037 pantallas en Estados Unidos distribuida por la empresa Open Road Films, distante de las 3.100 de Never say never distribuidas por Paramount.