Manuel Pellegrini logró la hazaña nuevamente. El "Ingeniero" logró dejar al Manchester City por segunda vez en su historia en la segunda ronda de la Champions League, tras derrotar por 2-0 a la Roma en un partido que no estuvo falto de épica, y que terminó favoreciendo, merecida y ampliamente, a los ingleses.
Sin sus máximas figuras, los "Ciudadanos" viajaron a Roma por el todo o nada. Dando por descontado que el Bayern Munich haría su trabajo frente al CSKA de Moscú (ganó sin problemas por 2-0), el equipo de Pellegrini tenía al alcance la clasificación a la próxima ronda, sólo en el caso de que consecharan una victoria en la expedición a la capital italiana. De lo contrario, el fracaso.
La tarea no era nada fácil. El Olímpico de Roma y el ensordecedor apoyo que caía de sus tribunas era un escenario imponente para un equipo que se mostró vulnerable en varios pasajes del torneo internacional, y que, para más remate, llegaba sin Sergio Agüero (distensión de ligamentos), sin Vincent Kompany (lesión en el gemelo) y sin Yaya Touré (suspendido). En cambio, la Roma asumía el desafío con la experiencia de Francesco Totti, más la explosividad de Gervinho, que estuvo intratable por el sector derecho del ataque del local, lugar desde donde surgieron los principales dolores de cabeza para los "Ciudadanos".
Sin embargo, ante la falta de estrellas "ciudadanas", Samir Nasri levantó la mano. En el balance general, el francés completó un partido correcto; sin demasiadas luces, ni mucho que reprochar. Pero en el minuto 60' se convirtió en un gigante. Vio que se le abrió la defensa rival en la entrada del área y calculó con una precisión impactante un disparo que dejaría sin ninguna opción al portero Morgan De Sanctis. En un partido tenso, fue el ingrediente perfecto para que la emotividad del partido aumentara considerablemente.
La Roma, abajo en el marcador y sabiéndose eliminada con ese resultado, aumentó la intensidad para desbordar al rival sobre el final. Sólo un triunfo los metía de nuevo en la pelea por la "Orejona", y con el cronómetro corriendo, la urgencia era mayúscula. Gervinho se volvió más incisivo, e incluso logró meter la pelota a la portería, pero en posición de adelanto, por lo que su tanto no fue considerado (78').
La puntada final la daría Pablo Zabaleta cuando restaban cuatro minutos para el final del tiempo reglamentario, tras una pared con el retornado David Silva, una de las satisfacciones del técnico nacional, que, con el regreso del español, recupera a una pieza clave en su esquema para los grandes desafíos que se avecinan en la ronda de los 16 mejores de Europa. Ese fue el límite que alcanzó en la última Champions (Barcelona detuvo su avance), y que ahora los ingleses esperan superar. No sin dificultades, el City logró la hazaña, y ahora se ilusiona con más.