El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, viaja este jueves al conmocionado estado de Guerrero (sur) por primera vez desde la presumible masacre de 43 estudiantes en septiembre, para encabezar un evento de reactivación turística del balneario Acapulco, cuya seguridad fue asumida por fuerzas federales.
La desaparición de los 43 jóvenes a manos de policías y narcotraficantes en Iguala (Guerrero) ha marcado un antes y un después para Peña Nieto, inmerso en la peor crisis desde que asumió la presidencia en diciembre de 2012.
El mandatario no se había desplazado desde entonces a Guerrero.
Estaba previsto que Peña Nieto anunciara el miércoles en Iguala (a 200 km de Ciudad de México) los detalles de un nuevo operativo de seguridad para la región, pero finalmente decidió enviar a su ministro de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y a la cúpula militar y policial.
Peña Nieto recibió una vez a los padres de los 43 estudiantes en un tenso encuentro en su residencia oficial de Los Pinos el 29 de octubre, a 33 días de este atroz crimen que ha generado una ola de indignación y protestas sin precedentes recientes en el país.
Los padres rechazan la investigación de la fiscalía que, a raíz de declaraciones de detenidos, apunta a que los jóvenes fueron entregados por policías a sicarios del cártel Guerreros Unidos que los asesinaron e incineraron. Para confirmarlo, se han enviado varios restos humanos encontrados a un laboratorio de Austria para su identificación.
De su lado, las familias insisten en que sus hijos están vivos y exigen al gobierno que redoble la búsqueda. Furiosos y exhaustos tras diez semanas sin noticias de los estudiantes, los padres han pasado a reclamar directamente la renuncia del presidente.
"Peña Nieto puede ir a Acapulco, a Cocula (Guerrero), a Nueva York o recorrer el mundo pero para nosotros sigue fallando a su compromiso" acordado en Los Pinos de encontrarlos en un tiempo corto, dijo a la AFP Felipe de la Cruz, vocero de las familias.
El portavoz señaló que este jueves tienen una reunión en Ciudad de México con altos funcionarios de seguridad para conocer los avances de la investigación.
REACTIVAR ACAPULCO
En su visita a Acapulco, Peña Nieto tiene previsto anunciar medidas para la reactivación económica y turística de este legendario balneario, afectado en las últimas semanas por las fuertes protestas por los desaparecidos.
En sus manifestaciones, miles de maestros y estudiantes -muchos encapuchados y provistos de palos- han llegado a bloquear durante horas el aeropuerto internacional de Acapulco y frecuentemente interrumpen el tránsito que va de la Ciudad de México al balneario. En la capital de Guerrero, Chilpancingo, han incendiado edificios oficiales como la sede de la gobernatura, su parlamento y oficinas de partidos políticos.
La imagen de Acapulco ya estaba gravemente dañada en los últimos años por la ola de enfrentamientos entre cárteles de la droga, que la convirtieron en una de las ciudades con mayores índices de homicidios del país.
Para frenar la violencia y evitar una caída en la llegada de turistas para las vacaciones navideñas, el gobierno federal lanzó el miércoles un nuevo operativo en el que asumió la seguridad de Acapulco (790.000 habitantes) y de la de otros 36 municipios de Guerrero y los cercanos estados de México (centro), Morelos (centro) y Michoacán (oeste), poniéndolas bajo un mando militar.
Más de 900 policías federales se desplegarán en Acapulco y otros 2.000 en los otros 36 municipios, dijo a la AFP una fuente de la Comisión Nacional de Seguridad.
Estas medidas forman parte de un plan anunciado el jueves por Peña Nieto para enfrentar la corrupción y la infiltración del narcotráfico en las policías mexicanas, como quedó de manifiesto en el crimen de Iguala.
El plan incluye la propuesta al Congreso de eliminar todas las policías municipales del país para que únicamente haya 32 cuerpos, uno en cada estado, con un mando centralizado.