El peor año para la Venezuela de Nicolás Maduro
El país está al borde del colapso económico y tiene la inflación más alta del mundo. Sin embargo, Maduro se encuentra en una mejor posición política que a finales de 2015.
Para el Presidente venezolano Nicolás Maduro, 2017 es el año en que su país será "victorioso e indestructible". Especialmente frente a los ataques de los "ejes imperiales" que buscan, según el mandatario, desestabilizar su economía y destruir su "revolución bolivariana".
Ese fue parte del mensaje de Navidad que el martes por la noche difundió Maduro a través de la televisión estatal, mientras estaba rodeado de niños y de su esposa, la "primera combatiente", Cilia Flores.
Las palabras del gobernante, sin embargo, fueron recibidas con escepticismo por algunos sectores de la sociedad venezolana. Es que 2016 fue especialmente duro en Venezuela.
El país atraviesa una complicada crisis económica a la que se ha sumado la escasez generalizada de alimentos básicos y medicinas, hecho que causó demostracions de molestia entre la población. Los niveles de escasez del país, según los analistas, son los de "un país en guerra". La falta de productos llegó a un 29% en 2014 y este año en algunos alimentos y medicinas esa cifra alcanza el 70% y 80%.
Por lo mismo, el mandatario finalizará el año con la popularidad más baja desde que asumió el poder en 2013, tras la muerte de Hugo Chávez. Sólo un 19,5% de los venezolanos apoya su gestión, según un sondeo de Datanálisis.
Además, Venezuela termina el año con una inflación de 500%, según el Fondo Monetario Internacional (FMI) y un caos monetario que difícilmente se resolverá en los próximos días.
Porque si los venezolanos ya estaban acostumbrados a tener que hacer largas filas para conseguir alimentos, en las últimas semanas tuvieron también que hacer uso de la paciencia que les queda para conseguir billetes. La escasez de dinero en efectivo generó situaciones de caos no sólo en Caracas sino también en nueve estados del país (de un total de 23), que fueron sacudidos por violentos disturbios y saqueos en protesta por la situación.
La alta inflación ha provocado que los venezolanos tengan que cargar con grandes cantidades de billetes para realizar transacciones menores, como comprar pan o pagar el traslado en un mototaxi.
Y a la molestia generalizada por el retraso de los nuevos billetes de mayor denominación que el gobierno prometió poner en circulación para facilitar las transacciones-y que tendrían que haber estado disponibles el 15 de diciembre-se le sumó la salida de circulación del billete de mayor valor, el de 100 bolívares. Hacer una compra diaria básica se convirtió en un infierno en los últimos días. Esta última decisión fue revocada días después.
Venezuela también termina el año liderando negativamente los rankings económicos de la región e incluso del mundo. El país no sólo termina con la inflación más alta del globo sino que con su economía cayendo un 10%.
Los pronósticos para 2017, lamentablemente, no entregan un panorama alentador. El FMI estima que en 2017 la economía venezolana caerá un 4,5% y pronostica que la inflación podría llegar a 1.660%. Así el IPC que llegó a tres dígitos desde 2015, podrá llegar a cuatro el próximo año. La tasa de desempleo también aumentara, según el FMI, del 18,1% al 21,4% en 2017.
La crisis económica también ha estado condicionada por la caída de los precios del petróleo. Venezuela obtiene casi 95% de sus ingresos en el exterior de este sector.
"Aunque ya suene repetitivo, se puede pronosticar que el próximo año, a pesar de que el que termina es muy malo, va a ser peor. Y si se insiste en el modelo, que claramente ha fracaso, y si no hacen los cambios estructurales, si no se gira realmente 180 grados la dirección en la que va el país, repetiremos una frase que hemos repetido hace un par de años, que a pesar de que ha sido malo este año, el próximo año lo vamos a extrañar", aseguró a La Tercera, el analista y economista venezolano, Miguel Velarde.
Maduro también comenzará 2017 aislado frente a los otros líderes y organismos regionales. Como ejemplo de esto es que el país fue suspendido recientemente del Mercosur, del que tenía que asumir la presidencia tempore en el segundo semestre de 2016.
Maduro gana tiempo
Para algunos analistas, el mandatario venezolano sí comenzará el año con una victoria política y en una mejor posición que a fines de diciembre de 2015, cuando la oposición le arrebató la mayoría en el Parlamento.
"Maduro termina el año políticamente mejor de lo que lo comenzó. No olvidemos que al final del año pasado la oposición tuvo una contundente victoria en las (elecciones) parlamentarias. Comenzaba el 2016 muy fortalecida y con un objetivo que parecía muy claro en su momento. Eso sumado a la situación de grave crisis económica y de pérdida de popularidad de Maduro, hacían pensar que este año podía ser definitorio. Ahora que termina el año con Maduro aún en el gobierno y fortalecido por el fracaso del diálogo, de los errores de la oposición, termina mejor de lo que empezó", explica Velarde.
Maduro logró impedir que la oposición venezolana realizara un referendo revocatorio antes del 10 de enero de 2017. Si la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), lograba llevar a cabo esa consulta antes de la fecha y derrotar a Maduro, tendrían que haberse convocado a elecciones anticipadas. Por su baja popularidad, los analistas estimaban que seguramente un candidato opositor hubiese ganado la Presidencia del país.
Pero al conseguir que la oposición no lograra el temido referendo revocatorio, Maduro ganó tiempo. Según la Constitución del país, si Maduro es revocado en un referendo después del 10 de enero, es el vicepresidente -que él mismo designa a dedo- quien debe completar el período.
En ese caso, el actual Vicepresidente Aristóbulo Istúriz, el dirigente oficialista Diosdado Cabello o incluso su esposa, podría asumir el poder hasta el fin del mandato, que acaba en enero de 2019.
El panorama dependerá, según los analistas, de cómo siga la situación económica en el país. Pero las largas colas, el caos financiero y la escasez generalizada han causado un descontento social que va en alza y las manifestaciones antigubernamentales ya son parte de la vida cotidiana en varios estados de Venezuela.
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