Pepe Auth: "He decidido renunciar al partido que ayudé a fundar"

El diputado y ex presidente del PPD Pepe Auth anticipa su renuncia al partido que ayudó a fundar en 1988 y que hoy -dice- ha perdido tanto su identidad como razón de ser. "No puedo seguir militando en un partido que me provoque tanta rabia..., que me decepcione así", dice.




Hace 28 años, llegó al mismo edificio acompañando a Ricardo Lagos Escobar y a un centenar de entonces jóvenes dirigentes que cargaban las cajas con las 34 mil firmas que iniciarían todo. El ánimo entonces era distinto, de fiesta. De discursos.

El lunes, en cambio, entrará solo y sin mucho más en las manos que una carta. El diputado Pepe Auth pretende gastar esta vez apenas un par de minutos en el trámite que ha resuelto hacer en la sede del Servel de calle Esmeralda.

"He decidido renunciar al partido que ayudé a fundar y que me tocó presidir", adelanta en esta entrevista. "Pude esperar al proceso de refichaje al que ahora están obligados todos los partidos, pero me pareció que hacer eso era falta de coraje", dice. Para él, un matrimonio tan largo como el suyo con el PPD no podía terminarse "como lo hacen esos maridos que van a comprar cigarrillos y que nunca regresan".

El ex presidente, ex secretario general, ex encargado electoral y ex jefe de campañas de la colectividad creada para articular a la oposición con miras al plebiscito del 88 dice que no puede seguir formando parte de una organización que ya no le genera mucho más que “rabia” y frustraciones”.

¿Qué significa su renuncia?
Mi primera decisión es formalizar un distanciamiento que se ha ido produciendo ya desde hace por lo menos cuatro años. No puedo seguir militando en un partido que me identifique tan poco como lo que me identifica el PPD hoy día. No puedo seguir militando en un partido que me decepciona tanto desde el punto de vista de su democracia interna como me ha decepcionado el partido. Y no puedo seguir militando en un partido que me provoque tanta rabia, que haya perdido su energía y vocación democrática.

¿Su alejamiento del PPD incluye una revisión también de su continuidad como parlamentario o tiene previsto ir de todas maneras a la reelección por fuera?
Ya lo tengo definido. Cuando ingresé al Parlamento, en 2010, lo hice pensando en que iba a postular para ejercer tres períodos. Yo creo en la limitación de períodos, por lo tanto voy a postular para un tercer período, porque este es mi segundo, y lo haré en condición de independiente. Probablemente, no solo y sí al interior de una lista, porque mi renuncia es al PPD, no es a seguir siendo un diputado de gobierno. Soy un diputado comprometido con el programa, con la Presidenta y el gobierno, y sus ministros podrán seguir contando conmigo como lo han hecho durante estos dos años de gobierno.

¿No le parece injusto desde el punto de vista de los intereses de los partidos en general que quienes renuncian conserven posiciones de poder -en este caso ocupando un escaño- que no habrían alcanzado de no haber tenido el apoyo de una lista?
Es que no está decidido si seguiré ocupando ese escaño, yo únicamente puedo decidir que voy a repostular. Renuncio ahora y no después de ser elegido justamente para presentarme ante al electorado en mi condición de independiente y no engañar a nadie. Yo ya no me siento identificado con el PPD y, por lo tanto, quiero competir en mi nueva condición. Y los electores verán, por supuesto, si soy bueno para continuar representándolos o no.

¿Qué tanto pudo haber cambiado un partido que sólo hace algunos años usted mismo presidió y que defendía?
No sólo cambió su declaración de principios, porque en 2010 cambiamos la declaración de principios. Yo creo que ese es el inicio de mi distanciamiento desde el punto de vista de la identidad. El PPD tenía la diversidad política como un valor. Hoy día, todo su esfuerzo es a reducir la diversidad política interna. El partido se entendía como la síntesis de las luchas liberales con las luchas socialistas. Las luchas liberales por la libertad política y las luchas socialistas por la igualdad social. Eso desapareció de la declaración de principios. Por lo tanto, el partido que quiere ser hoy día es otro distinto al que yo concurrí a formar. Es completamente distinto a ese esfuerzo que encabezó Ricardo Lagos de constituir una social democracia libertaria, moderna.

¿Y qué implicancias tiene eso?
Yo estoy cansado ya de tener que estar en desacuerdo con el discurso oficial del partido cada vez que habla Quintana y saca la retroexcavadora. Cada vez que eso ocurre yo tengo que hablar para decir que no me identifico con ellos. Al final, militar en un partido es voluntario. No tiene lógica que cuando más cosas están en desacuerdo continúe militando. Por otro lado, el partido se ha ido convirtiendo, a mi juicio -y este es un problema que es común en muchos partidos, pero yo hablo del mío- en propiedad privada. Es un partido que tiene un controlador principal y un par de accionistas minoritarios a los cuales este controlador sube a la micro. Prueba de eso es una elección interna sin elección, sin competencia. Esa política a mí ya me cansó definitivamente y no quiero participar de ella ni avalarla.

Cuando habla de que el PPD tiene un único controlador, ¿se refiere al senador Guido Girardi...?
Sí. No tengo que nombrarlo siquiera.

¿Cree que aunque no forme parte de la directiva hace ya harto tiempo, Girardi sigue dominando todos los destinos del PPD?
La conformación de lo que llaman acuerdo directivo para gobernar los dos próximos años es la consagración de eso. Y el esfuerzo, además, de Guido para impedir que se constituyera algún tipo de competencia, también habla de eso. Pero esto no es ninguna novedad. Los militantes y dirigentes que podrán leer esto saben perfectamente que así ocurre y el modo en que ocurre. Esto refleja una suerte de oligarquización de un partido que tuvo vida democrática, que tuvo competencia dura, que tuvo debate interno, y hoy día se conforma un equipo directivo sin propuestas, sin debate, simplemente por articular el interés del controlador con algunos accionistas minoritarios.

Hoy usted lo critica, pero Girardi fue mucho tiempo su aliado político...
Fue aliado y adversario. En mis 28 años de militancia competí varias veces con Girardi al frente y otras con Girardi al lado. Más con Girardi al frente que con Girardi al lado. La principal, la más dura, fue con Girardi al frente, cuando él encabezaba una lista de vicepresidentes y yo encabezaba la otra. Fue justamente en esa campaña que él sufrió el accidente.

Con los partidos en el suelo, como aparecen hoy frente a la opinión pública, parece fácil desembarcarse, pero dirigentes históricos como usted tienen algún grado de responsabilidad también por el grado de descrédito que han alcanzado, ¿no?
Yo asumo la parte que me corresponde y, en mi concepto, mi responsabilidad fundamental es la omisión. Es decir, no haber dado la pelea para conservar la identidad del PPD. No haber dado la pelea con el énfasis que requiere. Mi salida de la presidencia a fines de 2009 coincidió con un momento muy duro. Yo soy partidario de la responsabilidad sobre los actos. Yo conduje en ese entonces al partido a una derrota presidencial (con Frei). Lo normal era que renunciáramos, pero lamentablemente no nos siguieron los otros líderes a Gómez (entonces presidente del PRSD) y a mí y no se produjo el efecto que nosotros buscábamos, que era un intento por ganar esa segunda vuelta. De lo que yo me arrepiento es de no haber tenido la energía y la vocación de dar la pelea.

¿Pero no concede que con el altísimo rechazo que hoy tienen los partidos la renuncia es el camino más simple?
Nunca es fácil dejar un partido con el cual tú viviste 28 años. Es la mitad de mi vida. Yo he sido de todo. Me eligieron miembro de la directiva nacional en el 89 y fui su presidente en 2009. Y pasé por la jefatura de la campaña municipal, parlamentaria, presidencial. Probablemente sea uno de los dirigentes, junto con Girardi, que más han recorrido el partido de punta a cabo, por lo que me duele, me cuesta y me apena esto.

Usted critica la pérdida de identidad del PPD, pero si uno mira sus actuaciones no son sino el reflejo de la línea que ha marcado el propio gobierno y que quedó escrita en el programa de Bachelet, ¿no cree que ese enfoque de izquierda tradicional que le critica a su partido es más bien el espíritu de esta administración?
Yo he criticado los excesos y el voluntarismo político. El voluntarismo es lo que lleva a convertir reformas de orientación mayoritaria en reformas con respaldo minoritario. El problema, a mi juicio, no son las reformas que -desde mi punto de vista- eran completamente indispensables para poner los péndulos a la hora después de la nueva fase de desarrollo en Chile. El problema está en la gestión política. La verbalización revolucionaria para leer lo que es una reforma moderada, verbalizar como retroexcavadora cuestiones que son propias de una reforma socialdemócrata, a mí me parecía equivalente a la verbalización del período de la Unidad Popular, donde también se verbalizaba como revolucionario lo que tenía vocación reformista.

Algo parecido a eso tenía el discurso con que se inició este gobierno, el que tenía su primer gabinete, al menos...
Efectivamente, el primer período gubernamental fue un período en que esa perspectiva era la dominante, y la dupla Peñailillo-Arenas era de la práctica de avanzar sin transar y yo diría que de un voluntarismo que hizo que la gestión política, es decir, la búsqueda de respaldo mayoritario, quedara muy en segundo plano respecto de la consecución del objetivo. Y yo creo que ese fue el problema.

Y si la línea venía marcada por el gobierno, ¿porqué usted culpa al PPD?
El PPD era un partido que se reivindicaba como un partido reformista orgulloso que no aspiraba, como otros partidos, a repetir la experiencia de la izquierda tradicional, sino que apuntaba a una izquierda que se hiciera cargo de las preocupaciones centrales de la gente, que se pusiera en el centro de la sociedad y que fuera articuladora de mayoría. El PPD fue promotor de la Concertación de Partidos por la Democracia y, de alguna manera, lo que hizo el propio PPD a partir de 2010 fue destruir su pasado al negar la contribución decisiva que hizo el propio partido a los avances que hubo durante esos 20 años. En la práctica, está socavando sus propias bases. Lo que veo es que se aferra a los mismos valores que constituyen el PS. Se convierten en allendistas de nuevo, y eso es como el narcisismo con espejo ajeno, porque no es su experiencia. Nosotros nos constituimos con una superación de eso. Nos constituimos sin la mochila histórica de la crisis del 73.

¿En qué cosas concretas, además de la figura de la retroexcavadora, se puede ver esa homogeneización con la izquierda tradicional, más dura?
En muchas cosas. Cuando se duda respecto de la condena o de la solidaridad con los parlamentarios presos de conciencia en Venezuela se está traicionando la esencia de lo que fue el PPD. Cuando yo escucho a compañeros decir, textual, que no nos podemos meter en la política interna de otro país... Si ellos nos hubieran dicho lo mismo cuando nosotros exigíamos solidaridad política, francamente no habríamos podido terminar con la dictadura. Esa ambigüedad de cuentas del desdibujamiento de la identidad.

Si el sistema binominal -que usted mismo ayudó a cambiar el año pasado- siguiera vigente, quizás no estaría renunciando, porque su reelección como diputado estaría amenazada.
Estaría reflexionando sobre mi decisión de irme de la política o de militar en otro partido que me identificara más. Probablemente, el contenido de esa reflexión sería distinto. Pero la reflexión estaría instalada de todas maneras, porque la verdad es que está instalada en mí. Cualquiera puede observar eso, aunque quizá para muchos esto será una sorpresa, pero para todos los que siguen la política no es una sorpresa que yo formalice un distanciamiento que viene ya de largo y que ya era hora de formalizar.

Entre los argumentos que ha dado para justificar su alejamiento ha señalado que el PPD se ha vuelto demasiado tolerante a la corrupción en sus filas, ¿a qué se refiere específicamente?
Nosotros constituimos un instrumento político el 87 para hacer la política de otro modo y para renovar la política. Por mucho tiempo, nosotros fuimos, y las encuestas así lo decían, el menos político de los partidos políticos. El partido al cual era más fácil acceder. Nosotros no teníamos una maquinaria que hiciera primar los intereses corporativos del partido por sobre los intereses del cambio político. Pero hoy día yo siento que el PPD es como los otros, entonces piensa en la defensa corporativa, disputa con ardor los cupos en las distintas instancias. A veces cae en esas prácticas de imponer nombres en cargos para los cuales no tienen ningún ajuste en su vocación o sus capacidades. Defiende a sus alcaldes de la natural competencia. Yo me frustré mucho por la escasa colaboración de la directiva del PPD a un proyecto de ley que yo presenté en julio pasado, y para qué decir del ministro secretario general de la Presidencia, también PPD, en junio del año pasado, para permitir que hubiera primarias legales. Fue un vía crucis conseguir que ese proyecto el gobierno lo respaldara y que el partido se metiera al punto que lo sacamos el mismo día 5 de abril, día que expiraba el plazo para inscribir el pacto. Por eso se corrieron tres semanas. Entonces, vi al PPD defendiendo a sus alcaldes de esta especie de agresión que consideran, muchos, son las primarias.

O sea, ¿es de lo que no creen que el fracaso de la inscripción de las primarias de la Nueva Mayoría en el Servel se deba a errores administrativos, sino más bien a una falta de voluntad?
Errores hubo, por supuesto, pero son incidentes al lado de la razón principal, que es la resistencia a entregar poder, porque los miembros directivos prefieren tener el poder o el privilegio de decidir a qué partido le toca competir en qué lugar y poder llamar por teléfono a ese dirigente y decirle: viejito, no sabes cuánto me costó, pero te conseguí el cupo. Eso genera que ese dirigente, en lugar de deberle su candidatura  a su gente en la comuna, le debe su candidatura al dirigente partidario y le paga en especies. ¿Y sabes cuáles son esas especies? Votos en las internas. Y así se consagra, entonces, esta oligarquía partidaria. De esto sabe mucho la gente que participa en las políticas partidarias en estos últimos años.

La reflexión que antecede a su renuncia seguramente es parecida a la que están haciendo varios militantes de distintos partidos que ahora tienen que definir si se reficharán o no en el marco del proceso de revisión de padrones que ordena la nueva ley. ¿Espera que otra gente renuncie con usted o simplemente no se vuelva a inscribir?
Yo no invito a nadie. Muchos me han preguntado, algunos que quieren irse conmigo, en fin, y yo los he invitado a no hacer de esto un movimiento. Personalmente, preferí renunciar, porque esperar al refichaje me pareció falto de coraje, a mí no me acomoda que una relación de 28 años termine sin un debido aviso. Yo sé que hay mucha gente pensando en si va a refichar o no, y por eso el refichaje es tan importante, pero mi vínculo con mi partido tenía que terminar de manera clara. Es como pretender divorciarse simplemente yéndose de la casa, sin decir que te vas, sin hablar sobre las razones por las que te quieres ir, sin repartirse las cosas que hay que repartir. Es separarse sin asumir las responsabilidades que corresponden.

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