David Petraeus, un general de cuatro estrellas a quien se le atribuye una decisiva estrategia en la guerra de Irak y  que llegó a ser señalado como posible futuro Presidente de Estados Unidos, vio su estelar carrera derrumbarse ayer por un romance.

Petraeus asumió como director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA)  en septiembre de 2011, después de liderar a las tropas estadounidenses en Irak  y Afganistán y convertirse en el comandante estadounidense más famoso de su  generación. Pero este ex paracaidista de 60 años renunció a su cargo por una  relación extramatrimonial.

Aclamado por sus seguidores por contener la guerra civil de Irak y  resucitar la misión de Estados Unidos en ese país, que parecía condenada al  colapso, Petraeus reescribió el manual del Ejército para la guerra contra la  insurgencia.

Este hábil deportista escapó dos veces a la muerte: la primera cuando le  dispararon accidentalmente durante un entrenamiento y la segunda durante un  fallido salto en paracaídas.

Ningún general desde William Westmoreland en la época de la Guerra de  Vietnam había sido tan destacado ni había tenido tanta influencia.

Con semejante reputación no era de extrañar que ya en 2009 corriera el  rumor sobre su posible candidatura -probablemente republicana- a la Casa  Blanca. Sus seguidores crearon webs para apoyar su nominación, al tiempo que  brillantes retratos suyos aparecían en medios conservadores.

A diferencia de otros altos oficiales militares, Petraeus se sentía cómodo  con los periodistas, a quienes concedió suculentas entrevistas en Irak mientras  en Washington los líderes políticos preferían mantener la boca cerrada sobre  las dificultades de la guerra.

El general también se movía como pez en el agua por los bastidores del  poder en Washington y se mostraba tan calmo testificando en el Capitolio como  desplazándose por el campo de batalla.

Sus detractores lo bautizaron "King David" (Rey David), por el ambicioso  soldado que cultivaba una imagen de guerrero erudito en su camino hacia la  promoción.

Pero Petraeus insistía en que no tenía ambiciones políticas. "No soy un  político y no lo seré nunca, y digo esto con absoluta convicción", afirmó en  una entrevista con la cadena NBC en agosto de 2010.

Pero en agosto, la Casa Blanca se vio obligada a negar una  información según la cual el Presidente Barack Obama temía que el candidato republicano Mitt Romney quisiera al jefe de la CIA como su compañero de fórmula.

ESTRELLA MILITAR
Hijo de un capitán holandés, el competitivo Petraeus se graduó de la  Academia Militar estadounidense de West Point en 1974.

Fue el primero de su promoción en el Colegio de Mando y Estado Mayor del  Ejército estadounidense en 1983 y luego obtuvo un doctorado en Relaciones Internacionales por la Universidad de Princeton.

Durante la invasión de Irak en 2003, bajo el gobierno del presidente George  W. Bush, Petraeus dirigió la división 101 de las Fuerzas Aerotransportadas, que  conseguió controlar la región del norte de Mosul.

Petraeus pasó después a asumir el quebradero de cabeza que supone entrenar a las fuerzas de seguridad iraquíes, para luego regresar a Estados Unidos y  escribir el manual para la guerra contra la insurgencia a partir de las lecciones aprendidas en la guerra.

Pero su tiempo en casa duró poco: en enero de 2007 Bush lo designó para liderar la campaña de Estados Unidos en Irak.

La nueva estrategia iraquí incluía el envío de una "oleada" de tropas  estadounidenses, más dinero y armar a las fuerzas sunitas opuestas a la red  islamista Al Qaeda, así como un cambio de táctica que pasaba por introducir a  contingentes en zonas rurales a combatir junto con los soldados iraquíes. Según los seguidores de Petraeus, estos cambios permitieron frenar el  declive de Estados Unidos en el conflicto.

Debido a sus éxitos en el terreno, en 2008 fue nombrado jefe del Comando  Central estadounidense, a cargo de las operaciones militares en Medio Oriente,  incluyendo Afganistán. Pero su tiempo en esta función, que desempeñaba desde una base en Florida  (sureste de EEUU), también duró poco.

En 2010, Obama le pidió que asumiera las operaciones militares en  Afganistán después de la destitución del general Stanley McChrystal. Petraeus intentó entonces aplicar la misma estrategia que en Irak con la  llegada de 30.000 soldados más. Tras un año al mando afirmó que los progresos frente a los talibanes eran  palpables, pero su legado sigue incierto debido a la inestabilidad que aún  reina en Afganistán. Estados Unidos tiene previsto, de todas formas, retirar a todas sus tropas  para finales de 2014.

A mediados de 2011, Obama anunció el nombramiento de Petraeus como nuevo  director de la CIA, toda una sorpresa ya que este puesto suele ser ocupado por  un civil.

Algunos ex agentes de la CIA y analistas coinciden en que el general ha  desempeñado a la perfección su rol en la agencia de espionaje, citando su  trabajo en operaciones de inteligencia contra Al Qaeda en Irak, Afganistán y  Medio Oriente.

Pero la biografía "All In: The Education of General David Petraeus", coescrita con Paula Broadwell, desvela que logró el cargo tras no haber  conseguido el que realmente quería, ser jefe del Estado Mayor Conjunto, por tensiones con la Casa Blanca.

Según medios estadounidenses, Broadwell está siendo investigada por el FBI  por supuesto acceso a información clasificada durante su investigación.