Describir a Mitt Romney requiere hablar, desde el principio, del mormonismo. Y no sólo porque este ex gobernador y millonario empresario de 65 años aspira a ser el primer mormón que se convierta en Presidente de Estados Unidos, sino porque esta religión, genuinamente norteamericana, ha marcado hasta el mínimo detalle la vida del republicano que quiere ingresar en la Casa Blanca en 2013.

Y es que mucho antes de llegar a convertirse en gobernador de Massachusetts y mucho antes también de ser un empresario de éxito que consiguió amasar una nada desdeñable fortuna, Willard Mitt Romney, nacido el 12 de marzo de 1947 en Detroit, se definía por y para la iglesia mormona a la que han pertenecido varias generaciones de Romneys antes que él.

Esa misma religión incluso lo llevó a partir dos años a Francia en su juventud como misionero mormón, tarea en la que lo sorprendió la revolución estudiantil de mayo de 1968, que sin embargo no logró sumarlo a sus filas, y a ejercer como "obispo" durante varios años, labor que compaginó con sus inicios en el mundo empresarial que tantos réditos le ha dado.

Recién regresado de Francia, Romney se casó con su primer y único amor, Ann Davies, a quien conocía desde la escuela y con quien formaría una familia que hoy en día cuenta con cinco hijos y 18 nietos.

Porque la familia es otro gran pilar del millonario republicano, quien asegura tener en su padre, el también gobernador George Romney, el modelo en que ha inspirado su vida, más allá de un asombroso parecido físico.


De hecho, al inicio de cada evento crucial, como los tres debates presidenciales que han marcado el último sprint de la carrera electoral, Romney siempre saca un pequeño papel en el que escribe una única palabra: "dad", papá, como reveló su esposa en una entrevista con la cadena CNN.

Tras cuatro años en los que los políticos de Washington están tan mal valorados entre la opinión pública que casi ningún profesional de la vida pública con aspiraciones a seguirlo siendo osa hacer muchas referencias a sus vínculos con la capital, Romney ha dado un paso más y se presenta como un empresario de éxito que pretende aplicar desde el Despacho Oval las mismas recetas que le permitieron ganar millones con su empresa Bain Capital o administrando los Juegos de Invierno de Salt Lake City.

"Mitt no es un político de carrera. Se ha pasado la mayor parte de su vida en el sector privado, lo que le ha dado un conocimiento íntimo de cómo funciona nuestra economía", se subraya en su biografía oficial, en la que además no se resaltan especialmente sus licenciaturas en Derecho y Empresariales -estudios característicos entre los mormones- de la prestigiosa Harvard, donde años más tarde también estudiaría su rival ante las urnas, Barack Obama.

Pero al igual que su paso por Bain Capital -y, sobre todo, sus presuntas cuentas en paraísos fiscales y los bajos impuestos que paga, muy por debajo de los de cualquier ciudadano de clase media- también su corta carrera política, que la tuvo, como gobernador de Massachusetts, le está dando algún que otro quebradero de cabeza.

Y es que una de las leyes de Obama más denostadas por los republicanos y que Romney se ha comprometido a revocar de llegar a la Casa Blanca, la reforma sanitaria, toma precisamente como modelo la que él mismo hizo durante su etapa como gobernador (2003-07).

No son éstos los únicos problemas con los que se ha topado Romney durante su larga campaña, que comenzó hace más de un año y pasó a comienzos de este 2012 por las agotadoras primarias antes de poder hacerse siquiera con la candidatura republicana, que ya se le había escapado en 2008.

Su religión, que provoca profundos recelos sobre todo entre el electorado más fielmente republicano, el evangélico, así como su gran fortuna, sus aparentes zigzagueos políticos -más moderado durante su etapa como gobernador, cuando apoyó políticas que ahora dice condenar- y su hieratismo han sido obstáculos que Romney no ha logrado superar aún del todo.

Desde su consagración como candidato republicano en la convención del partido celebrada en Tampa, Florida, a finales de agosto, buena parte de los esfuerzos de su campaña se han centrado en disipar esa imagen de distancia y frialdad que transmite por la escasa manifestación de emociones.

La principal tarea en este sentido ha recaído en su esposa, Ann, encargada una y otra vez de asegurar lo "bueno y decente, cálido, amoroso y paciente" que es el apuesto hombre con el que lleva casada más de cuatro décadas.

Clayton Christensen, un reconocido profesor de la Harvard Business School en la que coincidió con Romney en su juventud, destacó otro rasgo típico del ex gobernador en un largo artículo de la revista "The New Yorker" dedicado al candidato republicano. "Mitt es tan persuasivo que podría enriquecerse vendiendo chicle usado", aseguró. Una característica que pondrá a prueba este 6 de noviembre a escala nacional.