Laura Acuña (15) acabó su participación en el Grand Prix Sudamericano Orlando Guaita con un dejo amargo. En la prueba de los 800 metros planos acabó en el quinto lugar, con cinco segundos más lentos de su mejor marca. Pero eso poca relevancia tiene, sobre todo porque en la competencia enfrentó a corredoras mayores que ella. La joven deportista es la esperanza del fondo y mediofondo nacional: obtuvo por tres años seguidos oros en los Sudamericanos Escolares y es dueña de récords en distancias no oficiales.

La oriunda de Villarrica entrena en el campo, en una pista de 1200 metros que construyó su papá Rolando, ex maratonista. Ahí es donde realizan la pretemporada con las personas de su club, quienes se instalan en carpas en su jardín. Son todos muy unidos. Incluso su familia rechazó el auspicio de una marca que le ofrecía a Laura 25 pares de zapatillas, porque la firma no aceptó que entregaran la mitad a sus compañeros.

Su nombre empieza a sonar en tiempos en que la máxima exponente del fondismo chileno deja las competencias: Érika Olivera (41) colgó las zapatillas luego de correr el medio maratón de Santiago y hoy se dedica a ser entrenadora.

En el recortán del Estadio Nacional, mientras se desarrolla el torneo anual de atletismo más importante del país, ambas atletas conversan con El Deportivo.

Acuña reconoce el legado de Olivera. "Dejó a Chile muy bien representado. Siempre me sentí motivada por su ejemplo cuando competía", cuenta la adolescente. Olivera se siente orgullosa al ser el ejemplo para las nuevas generaciones.

Ambas coinciden en que se parecen en lo aguerridas que son y en el esfuerzo que ponen en la pista. Miran de igual a igual a sus rivales y saben que pueden ganarles. Olivera recuerda cuando tenía 15 años y dice no haber sido nadie a esas alturas. Comenzó a representar a Chile recién a los 16. La más experimentada afirma que Acuña puede llegar muchísimo más lejos que ella.

"Laura tiene mucho talento. Es muy joven, pero tiene que tener mucha paciencia en esta disciplina. Sus marcas hablan por sí solas. Esa proyección debe ser bien guiada y tener claro hasta dónde puede llegar. Tiene un camino largo en el que debe saber que los éxitos y las derrotas van de la mano. Hay años en que uno no mejora nada", dice la más experimentada.

"Éxito y tranquilidad", aconseja Olivera a una de las atletas con más proyección del país, antes de despedirse.

La paciencia es la clave.