El actor Russell Crowe es conocido por su rechazo a la cobertura de los tabloides y más de alguna vez se ha trenzado a puños con algún reportero  pasado de listo. De humor variable, un metro 80 de estatura y 90 kilos de peso, Crowe es una figura de temer en los circuitos de la prensa amarilla. Aun así, a la hora de encarnar a un periodista de la vieja escuela con un código ético incorruptible, el actor no lo pensó dos veces y aceptó el rol protagónico de Secretos de poder.

"Quise observar el lado humano de los periodistas. Detrás de cada nota que uno lee en los diarios hay un tipo muy emocional, que quizá escribió de cual o tal manera porque tiene una tía con cáncer o está molesto por algo. No creo en la objetividad", ha afirmado sobre el personaje de Cal McCaffrey, un brillante reportero de un importante periódico de Washington DC que investiga la muerte de la amante de un político. Este congresista (Ben Affleck) es un viejo amigo y ex compañero de cuarto de universidad de McCaffrey, quien acá se ve enfrentado a seguir escudriñando en el caso o conservar los lazos con su conocido.

La película, que se estrena este jueves, también plantea la cada vez más ruda competencia entre la prensa escrita e internet. Así es como el anticuado McCaffrey es, en principio, superado por la novata bloguera Della Frye (Rachel McAdams), de la que él mismo es su mentor.

A medida que avanza la trama, McCaffrey (quien tiene una foto de Woodward y Bernstein, los periodistas de Watergate, en su escritorio) descubre pistas y destapa un negocio de tráfico de armas tras el aparente crimen de crónica roja. El director Kevin McDonald (El último rey de Escocia) manifestó que la principal influencia de la cinta eran las películas de heroicos periodistas de los 70 y, en particular, Todos los hombres del presidente (1976).

La cinta ha tenido buenas críticas y el venerado crítico Andrew Sarris la defendió como "una obra de perpetua urgencia, donde el idealizado retrato de este periodista en busca de la verdad siempre es creíble".