"No deja de sobrecoger el hecho de que ese pequeño recién nacido, sano, sintió bienestar únicamente mientras estuvo en la clínica. Luego, termina siendo desnudado, atado y asfixiado por su propia madre, puesto en una tabla para ser lanzado vivo al fuego ardiente".
Ese fue parte del relato que hizo la jueza Daisy Machuca, del Tribunal Oral de Quilpué, antes de condenar a Natalia Guerra y Pablo Undurraga -dos de los siete miembros de la llamada secta de Colliguay- a cinco años de cárcel por el asesinato de un bebé que creían era el anticristo. Los otros cinco imputados fueron condenados a libertad vigilada intensa.
El hecho se produjo el 23 de noviembre de 2012, mientras los integrantes de la comunidad que dirigía Ramón Castillo Gaete, más conocido como Antares de la luz esperaban el supuesto fin del mundo en un terreno en la comuna de Quilpué.
Si bien han pasado más de cuatro años del hecho, los encargados de la investigación reconocen que todo el proceso fue particularmente difícil.
"Era complejo porque no existía jurisprudencia. Y, de hecho, esta es la primera condena que se dicta a una agrupación con características sectarias", explica el subcomisario Javier Jaque, de la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (Bipe) de la PDI.
El oficial recuerda que todo comenzó como una investigación de tráfico de drogas, porque el grupo consumía ayahuasca.
Sin embargo, tras la llegada de un correo electrónico a la brigada y la toma de declaración a Natalia Guerra, madre del recién nacido asesinado, todo cambió.
El subcomisario comenta que, pese a lo complejo de la indagatoria, la labor investigativa fue organizada. "Muchas veces, cuando hay casos mediáticos, existe apresuramiento, pero en esta oportunidad se asesoró al grupo con distintas especialidades. Y eso fue muy acertado desde el punto de vista de la investigación", subraya. Y agrega: "El equipo investigativo estuvo compuesto por seis personas, pero además deben haber participado otras 25".
Carismático
La piedra angular de todo el caso era Ramón Castillo, quien terminó huyendo del país hacia Perú, específicamente a Cuzco, donde fue encontrado colgando de una viga en una casa abandonada.
"Este tipo tenía un 'encanto superficial' bastante significativo, además de locuacidad y convicción de lo que decía. Eso, combinado con la vulnerabilidad de las víctimas, le facilitó las cosas", explica el comisario Gonzalo Ulloa, del Instituto de Criminología de la PDI.
El profesional, que fue uno de los encargados de hacer un perfil de Antares, añade que con su discurso asombró a sus seguidores. "Eso los apartó de la realidad y crearon este círculo vicioso que terminó siendo bien hermético, que va involucrándolos más y transgrediendo sus derechos económicos, sexuales y de libertad", afirma.
Según Ulloa, Ramón Castillo tenía rasgos psicopáticos, pero también conciencia de lo que hacía. "De hecho, la manipulación que ejercía sobre sus adeptos es de una prolijidad y lucidez que sería imposible entender desde un delirio. Y lo que es decidor, y da cuenta de su conciencia, es cuando arranca. Porque si hubiera creído que era Dios, no hubiese huido", recalca.
Aunque el especialista reconoce que no han indagado a otra secta con este nivel de sometimiento, sí hay casos similares.
"Esta situación se da en otros casos donde hay una persona que de alguna manera influencia a otros y logra cosas que parecen poco probables. Como Rafael Garay, un líder de opinión, un tipo carismático que tenía un cuento que la gente le creía, y le depositaba millones de pesos sin siquiera haber un contrato de por medio", apunta.
Ulloa insiste en que cuando un personaje es carismático y muestra convicción en lo que hace puede lograr muchas cosas.
"El caso de Antares iba por otro camino, pero podría haber una similitud, porque tenemos un tipo que logra influenciar al resto para beneficio personal; en el caso de Garay, económico, porque logró que le depositaran casi $ 1.800 millones en su cuenta", asegura.
El autodenominado economista regresará a Chile el próximo 16 de marzo, tras ser extraditado desde Rumania, país al que huyó luego de, presuntamente, realizar diversas estafas. Una vez que arribe a Chile, Rafael Garay pasará a control de detención.