Es una tradición que se inició hace casi de 100 años, y que ya traspasa a más de tres generaciones. Con la llegada de octubre, un pequeño grupo de pescadores migra junto a sus familias desde la isla Robinson Crusoe hasta el islote Alejandro Selkirk, y permanece allí durante siete meses, mientras dura la temporada de langostas.
Pocas comodidades los esperan en el inhóspito territorio, conocido como la isla "de más allá" por los habitantes de Juan Fernández. Pero sí hay muchas langostas: las 500 trampas que instalarán hasta mayo próximo han logrado capturar hasta ocho mil ejemplares en solo dos semanas, que luego son vendidos a $ 8 mil la unidad.
"Ellos están acostumbrados y están bien organizados. Desde Robinson Crusoe se llevan todo lo necesario, y lo que va faltando se repone en las visitas que se les hacen durante la temporada", cuenta el alcalde de Juan Fernández, Leopoldo González.
Cerca del mediodía de ayer el primer grupo arribó al islote, tras viajar durante 12 horas a bordo de la motonave "Antonio", del empresario Constantino Kochifas. Se trata de pescadores y sus esposas, a los que se sumarán otra veintena de "más allacinos" en diciembre próximo, cuando terminen las clases y los niños viajen a reunirse con sus familias.
"Se llevan de todo, porque es bastante el tiempo que pasarán allá. Cajas de provisiones, aparejos, gallinas e inclusos sus perros. También se cargaron 12 lanchas, que son las que usarán durante esta temporada", dice el capitán de Puerto de Juan Fernández, Marco Riquelme.
En la isla de "más allá" existe una veintena de casas de material ligero, levantadas en torno a las ruinas del más austral penal agrícola, que a principios de siglo pasado habitó la zona. El pequeño poblado estuvo cerrado y sin habitantes durante cinco meses, por lo que los primeros en llegar deben encargarse de habilitar lo necesario, revisar los huertos y buscar al ganado disperso, que se vuelve salvaje tras los meses de abandono.
"Cada familia tiene generadores para la luz eléctrica, radio para comunicarse y agua. También hay cerca de tres mil cabezas de chivos, que normalmente cazan", añade Riquelme.