Japón es el mayor mercado editorial del mundo debido a un apetito lector que no ha menguado con los años, pero que ha migrado a otro tipo de soportes, en un momento en que el papel sigue perdiendo adictos en favor del libro electrónico.

A pesar de lanzar alrededor de 70.000 nuevos títulos anuales, el mercado japonés se contrae alrededor de un 2 por ciento anual, pero sigue atrayendo a muchas editoriales, como las que estos días se reúnen en la Feria del Libro de Tokio.

El evento que reúne a editoriales de todo el mundo, es la más importante de Asia y, en opinión de algunos asistentes, se podría considerar la feria del libro más grande del mundo.

A pesar de que el papel sigue siendo un popular soporte entre los japoneses, que disfrutan de la lectura en formato de bolsillo o del popular manga durante sus cotidianos trayectos de tren, las nuevas tendencias se dirigen hacia las pantallas del libro electrónico.

En junio, las ventas de los novedosos ebook, que utilizan pantallas que se asimilan cada vez más al papel, aumentaron un 37 por ciento respecto al mismo mes del año anterior, mientras que la lectura en los teléfonos móviles se ha consolidado y mueve 40.200 millones de yenes anuales (310 millones de euros).

Los japoneses son ávidos lectores, principalmente de novelas y de manga, donde los nuevos autores emergen continuamente con ideas que popularizan a través del rápido boca a boca que propician las nuevas tecnologías.

En opinión de Asa Kanaseki, de la Oficina Comercial de España en Japón, las oportunidades más importantes se encuentran en la venta de derechos, de ideas que saquen a la luz novedades literarias, aunque Japón por si sólo ha inventado un nuevo género que se renueva al segundo: el "ketai shosetsu" o novela para el móvil.

Este genero ha dado bríos a las historias cortas y a nuevos autores, lo que no es impedimento para que los grandes de la literatura japonesa, como Haruki Murakami y su nueva novela 1Q84, con más de 1.000 paginas en dos tomos, batan récords de ventas en un solo mes.

DigiBook, dedicada en exclusiva a la venta de novelas cortas para soportes electrónicos, registra unas ventas anuales de 1.000 millones de yenes (7,7 millones de euros), y cuenta con una plantillas de jóvenes escritores que no sobrepasan la treintena.

No obstante, Japón es de los pocos países en los que la venta de libros de segunda mano se ha convertido en una actividad que cotiza en bolsa, como es el caso de Bookoff, cuyas ventas, de unos 22.000 millones de yenes anuales (168 millones de euros), aumentan alrededor del 3 por ciento mensual.