"La decisión se adoptará en 2010. Ya no se tomará este año", aseguró en relación a una posible detención y un procesamiento del médico, el doctor Conrad Murray. "Nos tomamos mucho tiempo para asegurarnos de que todo se lleva a cabo correctamente", añadió Patrick Gannon.
Desde la repentina muerte de Michael Jackson el 25 de junio, Murray está en el punto de mira de la policía.
El cardiólogo admitió que suministró el narcótico Propofol a Jackson a petición del músico, que padecía un fuerte trastorno del sueño y no lograba dormir la noche antes de su muerte pese a ingerir numerosas pastillas calmantes. Normalmente el Propofol sólo se inyecta en hospitales y requiere una constante supervisión del paciente.
De acuerdo con el resultado del centro forense de Los Angeles, Jackson no fue víctima de un accidente trágico, sino de un delito de homicidio. La causa del paro cardiaco que le causó la muerte fue un "grave envenenamiento" con Propofol, según concluyeron las pruebas forenses en agosto.
La Justicia deberá resolver si la muerte de Jackson fue consecuencia de un homicidio voluntario o de negligencia médica.
La estrella del pop ingirió durante años potentes cócteles de medicamentos cuyos componentes variaban constantemente. Por lo general se trataba de somníferos y calmantes, así como ansiolíticos y antidepresivos.