La petrolera estatal brasileña Petrobras, sumida en una grave crisis por la corrupción, nombró hoy como su nuevo presidente a Aldemir Bendine, el actual director del Banco do Brasil, también controlado por el Estado.
Bendine fue designado presidente en una reunión del Consejo de Administración de Petrobras celebrada en Sao Paulo, informó la empresa en un comunicado a la bolsa.
El nuevo presidente sucederá en el cargo a María das Graças Foster, quien renunció el pasado miércoles debido al agravamiento de la crisis de la petrolera.
Bendine ocupaba la presidencia del Banco do Brasil desde 2009, cuando fue recomendado para el cargo por el entonces jefe de Estado brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
El Consejo de Administración también nombró al nuevo director financiero, que será Iván de Souza Monteiro, quien al igual que Bendine procede del Banco do Brasil, empresa en la que era el vicepresidente de gestión financiera.
Otros cuatro directivos fueron nombrados de forma interina, para cubrir las bajas de sus antecesores, que dimitieron el pasado miércoles junto a Foster.
Todos los interinos ocupaban cargos de menor relevancia en sus mismos departamentos y tenían al menos 30 años de experiencia en la empresa.
La nueva directora interina de Exploración y Producción es Solange da Silva Guedes; el de Abastecimiento, Jorge Celestino Ramos; el de Gas y Energía, Hugo Repsold Junior; y el de Ingeniería, Roberto Moro.
La bolsa de Sao Paulo reaccionó de forma negativa a los nombramientos y las acciones de Petrobras se hundieron desde que la prensa comenzó a airear los nombres.
Una hora antes del cierre de la sesión, a las 16.00 hora local (18.00 GMT) las acciones preferenciales de Petrobras, las más negociadas, bajaban un 7,86 %.
La renuncia de Foster, el pasado miércoles, se debió al agravamiento de la crisis de la empresa, que está en el eje de un gran escándalo de corrupción investigado por la Policía.
El caso se refiere al pago de sobornos multimillonarios, durante la última década, a políticos y ejecutivos de Petrobras con fondos de la petrolera y de empresas que tenían contratos con la estatal.
La pérdida de credibilidad por la corrupción le ha causado a la empresa, la mayor de Brasil, grandes problemas para captar fondos en los mercados internacionales, por lo que se ha visto obligada a reducir al mínimo sus inversiones para los próximos años.
Entre otros proyectos, Petrobras abandonó las obras de dos grandes refinerías con las que Brasil pretendía convertirse en los próximos años en un importante exportador de combustibles.
Los inversores también han castigado a la empresa en la bolsa y Petrobras, que hace pocos años era la mayor compañía de América Latina, perdió un 58 % de su valor en cuatro meses.