"Más que una consola, un centro neurálgico para el hogar". Así fue presentada en la feria electrónica E3 de 2013 la consola Xbox One, que tendría como misión mantener el estatus obtenido por su antecesora, la Xbox 360, además de hacer frente a PlayStation 4.
El entonces presidente de la división de entretenimiento de Microsoft, Don Mattrick, anunciaba las bondades del aparato. Pese a su entusiasmo, Sony presentaba en el mismo evento su nueva PlayStation 4, un aparato más simple, potente y estilizado, el que además era 100 dólares más barato, pues no incorporaba un dispositivo como Kinect, futurista pero subutilizado.
Mattrick no quería que Xbox fuera solo una consola de videojuegos, sino un "sistema global de entretenimiento", con usuarios grabando y viendo contenido desde la TV. "Kinect revolucionará la forma en que vemos televisión en nuestro hogar", predecía.
Sony en cambio apuntó a lo que los gamers esperaban y donde Microsoft falló: juegos.
Pero el error más grave vino cuando sólo 13 países recibieron la nueva consola, contra 36 de PlayStation 4. En Latinoamérica, el dispositivo de Microsoft sólo debutó en México, mientras el de Sony arribó a 15 países a fines de 2013. Esto significa que tanto en Chile como en otros territorios, PS4 tuvo hasta un año de ventaja.
Poco después, Mattrick abandonó la compañía.
Su sucesor, Phil Spencer arribó en 2014 para estabilizar la situación de la alicaída consola. Su primera medida: eliminar Kinect del pack, que encarecía los costos y no estaba siendo aprovechada.
Su reingeniería hizo literalmente resurgir la marca: 23 millones de unidades vendidas, 48 millones de usuarios jugando en línea en Xbox Live, el lanzamiento de la renovada Xbox One S y la próxima consola que por ahora tiene por nombre "Project Scorpio", y que han llamado "la consola más potente de la historia".
Así, y a 15 años del lanzamiento de la primera consola de Microsoft, Spencer junto al jefe de marketing de Xbox, Aaron Greenberg, reciben a La Tercera en un evento realizado en México hace algunos días.
"¿Y cómo le va a Xbox en Chile?, voy a esquiar regularmente allá", pregunta de entrada Spencer. Ante la respuesta de "regular, pero le podría ir mejor", sólo sonríe.
El futuro en teraflops
"La gente busca diversión, no teraflops de potencia", afirmó a La Tercera el presidente de Nintendo America, Reggie Fils-Aime en la pasada feria E3 de videojuegos. Spencer discrepa. "Aunque Nintendo corre por una pista paralela y hacen lo suyo perfectamente junto a sus personajes, nosotros creemos firmemente que los jugadores sí necesitan más poder, más gráficos y más opciones para visualizar los juegos, algo que esperamos dar con la nueva Scorpio".
"Será la consola más poderosa que jamás hayas visto", agrega Greenberg. "Traerá juegos en verdadera calidad 4K, y no tendrás que gastar miles de dólares en un costoso PC, ya que todo estará concentrado en el living de tu casa", asegura, adelantando que todos los juegos desarrollados por Microsoft se visualizarán en esa resolución.
¿Qué opinan de la PS4 Pro (ya en el mercado) y Nintendo Switch (marzo de 2017)?
"Nuestro negocio no es pelear contra PlayStation. Hay suficiente espacio para todos, ya sea con Nintendo, Apple o quien sea, y sólo debemos pensar que en comparación con las industrias de la TV, música o el cine, los videojuegos son los que están creciendo a un ritmo más acelerado", asegura Spencer, y añade que "lo importante es analizar el mercado en términos globales y no sólo fijarse en cuántas unidades vendió uno u otro".
¿Se sintió "aliviado" cuando supo de las especificaciones -en teoría menores- de PlayStation 4 Pro?
"En ningún caso", asegura Spencer. "De hecho es bueno para los desarrolladores de juegos que se hayan adelantado las nuevas consolas, pues les entrega la opción de generar más contenido y de mejor calidad".
Sobre Nintendo, agrega, "tienen los títulos propios más fuertes de la industria, y su trabajo es muy importante sobre todo con los jóvenes".
¿Scorpio implica que tendremos una consola cada pocos años?
"No será así", afirma Greenberg. "La idea es ofrecer la mejor tecnología que una consola pueda disponer; es lo que estamos haciendo con Xbox One S y es lo que haremos con Scorpio. Todas convivirán y ninguna es reemplazo de otra. Scorpio es un proyecto de largo plazo", añade.
¿Qué ocurrió con el enfoque de "centro de entretenimiento" de Xbox One?
"Lo primero es ser conscientes que la consola es un aparato para jugar, pero también sabemos que hay muchos usuarios que gustan de ver películas o videos, y me parece genial que la gente la use para otras cosas. Para eso está Xbox One S, donde mantuvimos el Blu-Ray, pusimos 4K con HDR y soporte de streaming en 4K para Netflix", sentencia Spencer.
En varios países, incluyendo gran parte de Latinoamérica, Xbox One llegó un año después de PS4. ¿Pasará lo mismo con Scorpio?
"Con Xbox One sólo nos centramos en algunos mercados y fue un error que no repetiremos", indica Greenberg. "Tuvimos inconvenientes en cuanto a las cantidades de distribución por país, donde tuvimos que elegir entre dar mucho a unos pocos, o poco a muchos. Esperamos que eso no ocurra con Scorpio", asevera.
¿Qué pasó con Kinect? ¿Por qué fallaron con la segunda versión, que era más potente, y le quitaron el soporte a Xbox One S?
"No sé si llamarlo una falla", dice Greenberg. "El problema se relaciona más con los desarrolladores; nosotros seguimos fabricando Kinect. Si alguien quiere adquirir uno, aún hay varios juegos compatibles, aunque no tantos como quisiéramos".
¿Qué piensa de la realidad virtual? Sabemos que Scorpio está pensada para esta área.
"Existe un gran problema: en la mayoría de las experiencias de realidad virtual la gente no puede estar 10 minutos seguidos porque se marea", apunta Greenberg.
Para Spencer, el problema debe ser solucionado o este nuevo nicho no resultará del todo bien tal como con el 3D. "Soy optimista, aunque estamos aprendiendo y esta área se encuentra en pañales".
¿Cree que el gobierno de Trump perjudicará a la industria del videojuego en Latinoamérica?
"Nosotros nos dedicamos a crear consolas y videojuegos. Ese es nuestro negocio. Lo demás es política", cierra Spencer.