El festival teatral vienés Wiener Festwochen tuvo ayer un aire hollywoodense con la presencia del actor ganador del Oscar Philip Seymour Hoffman en una nueva producción del clásico de William Shakespeare, Otelo, reconvertido a la actualidad.
La presentación en inglés, dirigida por Peter Sellars, fue recibida con un fuerte pero corto aplauso del público. El director traslada la historia del siglo XVI al actual, en el que la nación más poderosa no es Venecia sino Estados Unidos.
El "dux" (Gaius Charles) se convierte en el presidente estadounidense y la mayor parte de los protagonistas son soldados de ese país. Otelo (John Ortiz) es un oficial en uniforme azul de general, y sólo Yago (Hoffman), que teje una malvada intriga contra el exitoso militar, viste de civil como un profesor universitario.
La tecnología moderna es omnipresente en esta puesta en escena: los personajes se comunican por teléfono móvil, hay conferencias de prensa, micrófonos. En el centro del escenario hay una cama hecha con pantallas de televisión en la que la pareja al principio feliz entre Otelo y Desdémona (Jessica Chastain) pasa sus pocas horas calmas.
En los monitores se ven escenas que derivan de la trama y el texto. Por ejemplo, aparece el "monstruo de los ojos verdes" de los celos, que Yago alimenta en Otelo. El inglés antiguo de Shakespeare es sustituido por un inglés con acento estadounidense.
El hecho de que en la tragedia de Shakespeare Otelo sea moro no desempeña ningún papel en la actual producción de cuatro horas y media. El reparto multiétnico está formado por tres personas negras (el dux, Cassio, Bianca Montano), tres puertorriqueños (Otelo, Emilia, Rodrigo) y dos blancos (Desdémona, Yago).
Este "Otelo" se concentra por tanto por completo en el drama de los celos y los mecanismos de la intriga.