Phil Camino escribe libros; Phillipine González-Camino los edita. El primer nombre parece ideal para la novela negra, pero lo cierto es que no es su género. "Suena a Fred Vargas, pero, a decir verdad, no conozco mucho de novela negra como lectora y mucho menos como escritora. La idea responde más bien a que con un nombre largo, difícil de pronunciar, y un apellido compuesto, me han llamado de todo menos Phillipine, de manera que al simplificarlo, estoy jugando un poco con mi propio nombre y, de esa forma, con mi identidad, lo que me acomoda", señala.
Antes lectora que escritora o editora, el gusto de Phillipine González-Camino (1972) por los libros la llevó finalmente a crear una editorial, llamada La Huerta Grande, que gira en torno a dos colecciones principales, de ficción y de ensayo. En la primera han aparecido libros celebrados como los cuentos de Javier Expósito o la novela Jaguar negro, de Lucrecia Zappi. Acaba de aparecer también (y esa es una de las razones de su visita a Chile) una novela de Santiago Elordi, Seven. En los ensayos, por su parte, se apostó por temas de interés, abordados por personas que tuvieran algo igualmente de interés que decir sobre ellos: populismo (por José Luis Villacañas), la violencia en México (por David Huerta), la sanidad (por Luis González-Feria) o el yihadismo (por Miguel Ángel Ballesteros), para mencionar algunos.
Phillipine González-Camino es a la vez sencilla y distinguida, lo que se manifiesta en la factura de los libros que edita.
¿Cuándo decidió hacerse editora?
Lo decidí en mi cabeza el día en que se publicaba mi primera novela, que no estaba verdaderamente "editada"; en mi ingenuidad no me daba cuenta cuánto había que trabajar lo que yo había entregado. El deber principal del editor es que un manuscrito se convierta en un libro. Como no estaba contenta con el trabajo en mi novela, me convertí en editora. Todo estaba dado para hacerlo.
¿Cómo fue el origen de la editorial?
El origen fueron unas jornadas culturales que tienen lugar en Cantabria. Con un amigo, Fernando Gomarín, nos pusimos a editar los resultados de estas reuniones. Y ya que habíamos puesto el alero para editar libros bonitos, nos embarcamos en este proyecto. Escribir y editar parecen actividades casi contradictorias: la primera es íntima, silenciosa, reflexiva; editar es expresión y trabajar con otros. Pues yo necesito ambas cosas.
¿Cómo se eligen los ensayos?
El objetivo principal es abordar ciertos temas en profundidad pero dirigidos a un lector amplio. Había que buscar autores que tuvieran algo que decir, pero además, en castellano, porque de cierta forma el idioma modula el estilo de pensamiento: no es lo mismo un ensayo traducido del inglés que uno directamente escrito en castellano. Así, hemos publicado libros sobre el populismo, la ética o el yihadismo. El trabajo de búsqueda es muy serio.
¿Cuál es el fruto más raro que se ha dado en su huerta?
Bueno, como hortelanos queremos siempre que la cosecha sea buena, pero el tiempo, los lectores y la crítica, deciden. Publicamos 10 o 12 libros al año, lo que es muy poco. Pero intentamos involucrarnos con cada autor; contratamos no un libro, sino con un autor. De esta forma, todo los frutos son especiales. Un libro "raro", si se quiere, por la forma en que aborda su autor el tema, es Maldita lengua, del mexicano Mauricio Tenorio Trillo.
¿Cómo pretende evitar las malezas y las infecciones?
La maleza siempre es mejorable, en la edición de un texto: sacar lo superfluo, sugerir formas de aclaración. El mercado es la infección. Hay que saber hasta qué punto se debe escuchar al
mercado, porque si no, no se puede mantener una editorial comercial, pero también hay que mantener el criterio propio, muchas veces contra la opinión y los gustos del momento. Es una carrera de fondo.
¿Tiene debilidad por algún libro de los publicados?
La verdad es que no he elegido cada libro según el mismo criterio, sino que cada uno es escogido con un criterio distinto. Eso no lo hace ni mejor ni peor. Siempre la calidad es innegociable. Las ideas (o los sentimientos) no se pueden transmitir si no están bien escritos.
¿Qué proyectos tiene en el futuro?
Muchos. Ahora estamos presentes en Chile y la idea es estarlo en toda Latinoamérica. Participar en las Ferias del Libro. Si yo no me muevo, mis autores no se mueven. Está la intención de darle aún mayor importancia al ensayo, así como diseñar una nueva colección: "fuera de colección", que permita dar cabida a libros que no sean ficción ni ensayo, por ejemplo, testimonios.