Algunos republicanos están diciendo que su partido debe ajustarse a los nuevos tiempos.
Y entre algunas de las recetas iniciales que ofrecen directivos y operadores del Partido Republicano después de las devastadores elecciones se encuentran: cambiar el mensaje del partido para acercarse a los hispanos, a las mujeres y a la clase trabajadora; modernizar sus anticuados sistemas para conseguir el voto con la tecnología más reciente. También se menciona el enseñar a los candidatos a manejar el nuevo entorno de medios de comunicación.
Desde la viejas luminarias del Partido Republicano a sus estrellas ascendentes, casi todos a quienes se les preguntó sobre la aplastante derrota de los republicanos el 6 de noviembre parecen estar de acuerdo en que se requiere una modernización al por mayor para un partido que parece estar a años de distancia de los demócratas en cuanto a la adaptación a campañas que cambian rápidamente y a un electorado que está cambiando de manera gradual.
Entrevistas con más de una decena de republicanos de todos los niveles en la estructura del partido indicaron que el examen de conciencia postelectoral deber dar paso rápidamente a un período de acción.
"Debemos de tener una revisión brutalmente honesta desde un extremo a otro de lo que hicimos y lo que no hicimos, de lo que funcionó y lo que falló", dijo el ex gobernador de Misisipí Haley Barbour, quien dirigió al partido en la década de 1990.
El partido "debe modernizarse en una amplia variedad de formas", agregó el ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, quien se enfrentó a Mitt Romney en las elecciones presidenciales primarias del 2012. "Claramente nos equivocamos en diversos frentes".
Para determinar qué salió mal, el Comité Nacional Republicano está examinando cada detalle de las elecciones de 2012, con la meta de reconstruir al partido para el futuro, como lo hizo el Partido Demócrata en la década de 1980 después de sufrir una serie de derrotas punzantes en todos los niveles de gobierno.
Ahora, como lo fue el caso en ese entonces, la apuesta es enorme para el partido que no logró llegar a la Casa Blanca y que ha perdido el voto popular en varias elecciones nacionales consecutivas.