Tres años de cárcel está solicitando la fiscalía de Moscú contra las integrantes de la banda Pussy Riot, que  cantaron una "oración punk" contra el presidente Vladimir Putin, un caso por  el que han recibido el apoyo de artistas internacionales, entre ellos Madonna.

Nadejda Tolokonikova, de 22 años, Yekaterina Samutsevich, de 29, y Maria Alejina, de 24, fueron acusadas de "vandalismo" y de incitación al odio religioso, indicó el fiscal Alexandre Nikiforov, ante el tribunal Jamovnicheski  de Moscú.

"El delito es grave y la fiscalía considera que su corrección sólo es  posible en condiciones de aislamiento de la sociedad y el castigo necesario  debe ser una verdadera privación de su libertad", declaró el fiscal.

Violeta Volkona, abogada de una de las acusadas, anunció por su parte que  acudirá a la Corte Europea de Derechos Humanos para denunciar los malos tratos que asegura sufrieron las jóvenes juzgadas.

"Hemos sido testigos de torturas y del comportamiento inhumano adoptado con las procesadas: se les ha impedido dormir, no han sido alimentadas normalmente,  han sido humilladas", declaró la letrada durante la audiencia.

En vísperas de las elecciones de marzo, las tres integrantes del grupo Pussy Riot -entonces prácticamente desconocidas- entraron en la Catedral del  Cristo Salvador con el rostro cubierto, guitarras y un equipo de sonido y entonaron una "oración punk" contra Putin que aspiraba a un tercer mandato.

Las tres veinteañeras, detenidas desde hace cinco meses, y que se  enfrentaban a una pena de hasta siete años, escucharon con tranquilidad la  requisitoria del fiscal que las acusó de haberse "librado a una provocación cuidadosamente planificada" y de "oponerse al mundo ortodoxo".

La fiscalía precisó que pedía tres años de cárcel para cada una, teniendo en cuenta que carecen de antecedentes penales y que dos de ellas tienen hijos pequeños.

La actuación de las Pussy Riot había provocado reacciones de indignación  por parte de responsables de la Iglesia ortodoxa, pero el grupo recibió también el apoyo de personalidades rusas y extranjeras, incluidos el británico Sting, los estadounidenses Red Hot Chili Pepper y, más recientemente, Madonna.

La cantante estadounidense, que ofrecerá un concierto este martes por la  noche en Moscú y otro el miércoles en San Petersburgo, deseó que "el tribunal  demuestre clemencia y que estas mujeres sean puestas pronto en libertad", según  declaraciones recogidas por los medios rusos.  "Estoy en contra de la censura y durante toda mi carrera siempre he  promocionado la libertad de expresión, por lo tanto pienso que lo que les está  ocurriendo es injusto...", indicó. Su pedido de clemencia llevó a algunos fieles de la poderosa Iglesia  Ortodoxa a pedir la anulación de sus conciertos.

La abogada de los demandantes, Larisa Pavlova, se mostró satisfecha con el  requisitorio de la fiscalía.

El acto del grupo pretendía "desacreditar la fe ortodoxa" y el video  emitido de la actuación aspiraba a infligir "máximo daño" e "incluía palabras  dirigidas contra el presidente Putin".

La militante de derechos humanos Liudmila Alexeeva, citada por la agencia  Interfax, estimó que el requisitorio del fiscal era "una vergüenza,  que será una vergüenza para Rusia y toda la Iglesia ortodoxa si las acusadas no  son liberadas".

Para algunos críticos, el juicio forma parte una campaña más amplia en  contra de la creciente oposición a Putin, quien regresó al Kremlin el pasado 7  de mayo.