El Gobierno de Siria y los rebeldes están recibiendo más y más armas, lo que está alimentando la violencia en un conflicto que se extiende por 16 meses y que, según Naciones Unidas, ha causado la muerte de más de 10.000 personas, indicó el hoy la jefa de Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay.

"La constante provisión de armas al Gobierno sirio y sus opositores genera más violencia", dijo Pillay en un texto escrito sobre las menciones que hizo la funcionaria al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

"Debe evitarse a toda costa cualquier nueva militarización del conflicto", agregó la funcionaria luego del encuentro a puertas cerradas.

Pillay calificó la actual situación en Siria como "un conflicto armado interno no-internacional", término legal con que se denomina a una guerra civil.

Usar ese término, señalan diplomáticos, implica que entran en vigencia las convenciones de Ginebra sobre un conflicto armado.

Pillay no dijo de dónde provenían las armas, aunque Rusia e Irán están entre los proveedores clave del Gobierno sirio. Por su parte, diplomáticos de la ONU señalan que Qatar y Arabia Saudita han estado transfiriendo armas a la cada vez más militarizada oposición siria.

La funcionaria de derechos humanos reiteró su posición de que el Consejo de Seguridad, compuesto por 15 naciones, debería transferir el tema del conflicto en Siria a la Corte Penal Internacional de La Haya, dado que en este país se han cometido crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Pillay agregó que ambos bandos parecen estar cometiendo crímenes de guerra.

La funcionaria de la ONU indicó que hay evidencia que apunta a "una mayor responsabilidad del Gobierno", aunque dijo al consejo que su oficina "no puede excluir la posibilidad de que algunos de los asesinatos fueran perpetrados por opositores (al Gobierno) armados".

Sin embargo, Pillay dijo "el grueso de la información reunida a la fecha apunta a la participación de la milicia Shabbiha, respaldada por el Gobierno, como responsable de muchos de los asesinatos, y el uso indiscriminado de armas de fuego pesadas por parte del Gobierno".

La misión de Naciones Unidas en Siria expira el 20 de julio. Diplomáticos dijeron que uno de los escenarios más probables, debido a la escalada de violencia y la falta de un proceso político viable, es reducir o eliminar la presencia de observadores militares no armados y mantener sólo una operación fundamentalmente civil.

El embajador francés de Naciones Unidas Gerard Araud dijo que una de las alternativas en consideración es "rebajar" la misión, conocida como UNSMIS. Pillay, sin embargo, instó al consejo a tomar el enfoque opuesto y fortalecer la misión.