Tenía 19 años cuando, el 27 de mayo de 1987, en plena Guerra Fría, logró burlar la defensa antiaérea soviética y aterrizar con una avioneta monomotor Cessna en la Plaza Roja de Moscú, ante la catedral San Basilio, en el centro político de la URSS.

De eso ya hace 25 años, pero el piloto alemán Mathias Rust recordó su hazaña en una entrevista concedida al semanario Stern, donde confesó que no lo volvería a hacer y que su acto fue una "irresponsabilidad".

"Entonces tenía 19 años. Con mi ímpetu y mis convicciones políticas era para mí lo único correcto que podía hacer. Hoy en día evidentemente lo veo de otra manera. Probablemente no volvería a hacerlo y consideraría poco realistas mis planes. Visto desde la perspectiva actual, fue una irresponsabilidad", declaró.

Rust, de 44 años, visitó con el semanario alemán no sólo la Plaza Roja, escenario de su espectacular proeza, sino también la prisión de alta seguridad de Lefortovo, donde permaneció encarcelado 14 meses.

El joven estaba tan decepcionado con el fracaso de la cumbre sobre desarme en Islandia de 1986 entre el presidente estadounidense Ronald Reagan y el líder soviético Mijail Gorbachov, que decidió sentar con su "vuelo para la paz" un precedente que traspasara todas las fronteras.

En la entrevista, Rust no habla sólo de su aventura de entonces, sino también de las críticas que suscitó su comportamiento tiempo después, cuando en un hospital de Hamburgo hirió con un cuchillo a una estudiante de enfermería que supuestamente lo rechazó.

"Tuve un bloqueo. Por lo general soy una persona pacífica, no soy violento. Hasta hoy no he encontrado una explicación a lo que ocurrió", señaló.

Actualmente, Rust trabaja para un amigo, un inversionista de la banca, en Zurich, y se está formando como profesor de yoga para abrir más adelante en Hamburgo su propia escuela de esta disciplina.