A este mediodía fue dado de alta el piloto planeador José Auil Petermann (46), quien permanece internado en la Clínica Las Condes, tras ser rescatado con vida, luego de desaparecer el domingo mientras sobrevolaba el sector de la Laguna El Copín, en la Región de Valparaíso.
Llegó en silla de ruedas con su rostro quemado por el sol y rápidamente se puso de pie para enfrentar las preguntas de los periodistas, tras la autorización de sus médicos.
El piloto tomó este rescate como "una segunda oportunidad, no está cumplida la misión, me mandaron de vuelta. Hay que hacer más cosas aquí", expresó.
Acompañado de su esposa, Maite Rodríguez, expresó que "lo primero que quiero hacer es ver a los niños y en este momento lo que realmente quiero es darle las gracias a todas las personas que estuvieron participando de la operación. Realmente tengo un par de paisanos, tenemos que hablar entre nosotros con ellos", agregó.
"Aquí en Santiago hubo mucha gente que se desveló y se preocupó del tema, que salieron a explorar todas las quebradas, que volaron, que dejaron sus trabajos y sus familias por rescatarme a mí y ese esfuerzo tremendo", dijo.
Asimismo, manifestó que "fue una historia sorprendente y muy bonita" y añadió que "había mucha gente haciendo cadena de oración y personas que con su fe contribuyeran a que se diera un milagro. Yo estoy vivo gracias a esas personas que de forma anónima me ayudaron…", señaló emocionado el piloto.
El rescate se produjo ayer, cuando el odontólogo de profesión fue encontrado por un grupo de Bomberos de Putaendo, que lograron divisarla nave siniestrada.
Según contó tras ser rescatado, las condiciones meteorológicas que enfrentó el domingo obligaron al experimentado piloto del club de planeadores de Vitacura a aterrizar de emergencia en la zona precordillerana. Luego, siguió los protocolos aeronáuticos: dejar un mensaje y salir a buscar ayuda.
"Fue una decisión de piloto, era la decisión segura en ese momento, era lo correcto", sentenció, ya que al interior del planeador, encontraron un mensaje que decía "Estoy bien y voy río abajo", lo cual permitió un rastreo inmediato y así el piloto fue hallado en buenas condiciones.
Auil pasó 48 horas sin comer y caminó 15 kilómetros. Tenía alimento y agua unas 24 horas y en el camino se encontró con dos arrieros que le dieron agua y comida.
"Se alimentó de pan, agua y cebolla", dijo su esposa.
También reconoció que ingirió una barra de cereal y que se le ocurrió cantar para darse fuerza y ánimo.
El planeador estaba con su cola quebrada en el cordón El Mercenario, sector argentino, a unas dos millas del límite con ese país, según informó la Fach. En tanto, la cabina se encontraba en perfectas condiciones lo que habría permitido al profesional salvar su vida.