A dos días de su polémico encuentro con un grupo de militares en retiro, donde se comprometió a "no eternizar" los juicios de Derechos Humanos, Sebastián Piñera agendó hoy una segunda cita con ex uniformados en Valparaíso.
El gesto generó una dura arremetida del oficialismo, que lo llamó a definir si está a favor de una "ley de punto final", lo que fue descartado en el entorno de Piñera.
Los asesores del ex senador aseguran que su apuesta es promover un gobierno de unidad y mostrarse como un candidato "inclusivo" que también apunta a sectores liberales con la propuesta sobre uniones de hecho.
Y si bien algunos miembros del comando manifestaron en privado sus reparos a la cita con los militares, otros sostienen que es necesario asegurar tanto los votos de centro como los de derecha que no se identifican plenamente con Piñera.
Para contener la embestida, la estrategia del piñerismo apunta a recordar que en 1995 Eduardo Frei fue el promotor del proyecto "Otero-Figueroa", que fue leída como una ley de punto final por las agrupaciones de DD.HH., pues indicaba que no habría procesamientos de militares y que sus declaraciones se harían en recintos reservados.