Hasta las oficinas de Apoquindo 3000 llegaron ayer ministros, subsecretarios y autoridades del gobierno anterior, para sostener un almuerzo convocado y encabezado por el ex Presidente Sebastián Piñera.
La otrora titular de Bienes Nacionales Catalina Parot, el ex ministro de Cultura Luciano Cruz-Coke, su par de Desarrollo Social Bruno Baranda y los ex ministros de Transportes Pedro Pablo Errázuriz y Felipe Morandé participaron, junto a Julio Dittborn (ex subsecretario de Hacienda) y Alan Wilkins (ex seremi de Educación), de un encuentro que, pese a haber sido socializado como un reunión de camaradería, tenía por objetivo delinear la estructura de una ofensiva comunicacional contemplada para activar al regreso de Fiestas Patrias.
En la cita, Piñera solicitó a los asistentes -entre los que se contaban también habituales colaboradores de la fundación, como Loreto Silva y Joaquín Lavín- asumir un rol más activo en la agenda y participar de las intervenciones comunicacionales que la fundación Avanza Chile desarrolle.
La petición de Piñera apunta a que las vocerías que hoy ejercen el presidente y la vicepresidenta de la fundación, Andrés Chadwick y Cecilia Pérez, respectivamente, sean apoyadas por más figuras de su ex gabinete.
En ese sentido, el ex mandatario busca ampliar el espectro de portavoces de la fundación, con el fin de enfrentar la tramitación e implementación de las reformas del Ejecutivo.
Para eso -explican desde su entorno- fue enfático en marcar ante las ex autoridades que el trabajo generado por el equipo de Avanza Chile quedaría a disposición de los requerimientos de cada uno. Esto, con el fin de surtir de información actualizada y documentada sobre las distintas materias.
A su vez, Piñera solicitó disposición de sus invitados para que, desde sus tribunas, tengan injerencia en el debate para sumar sus partidos o movimientos a las distintas ofensivas comunicacionales.
Según explican en el entorno del ex mandatario, la estrategia surge luego de que Avanza Chile hiciera un balance sobre cómo recibe la opinión pública las intervenciones de la centroderecha. En la fundación detectaron que los parlamentarios de oposición todavía no poseen una postura uniforme y coordinada como bloque. Y que mientras esas diferencias persistan, la fundación debía tomar un camino comunicacional nítido, reforzando la visibilidad de sus figuras y la coordinación de la defensa de su gobierno.
Paños fríos
La ofensiva comunicacional de Piñera coincide con la petición a Contraloría del gobierno de Michelle Bachelet, para revisar supuestas anomalías en algunos ministerios bajo su administración y que habrían sido detectadas tras las auditorías a las entidades.
En el almuerzo de ayer, sin embargo, Piñera les aclaró a sus invitados que si bien las vocerías solicitadas podrían colaborar para precisar ante la opinión pública información que en su momento contengan esas acusaciones, el motivo para requerirlas no apuntaba a aquello.
Varios de los asistentes enfatizaron que para Piñera y su entorno, las acusaciones de irregularidades no son otra cosa que un intento por interrumpir la agenda coyuntural que -a juicio de los ex colaboradores- hoy se centra en bombas, terrorismo y críticas a las reformas del gobierno.
En ese sentido, tanto Piñera como sus ex ministros acordaron esperar los antecedentes que pudieran emanar de Contraloría, para coordinar descargos si estos fueran necesarios.
Con todo, desde la fundación explican que el ex mandatario tomará unos días de descanso durante los próximos feriados. De hecho, plantearon que hasta ayer, Piñera no tenía planeado asistir al tedéum por el 18 de septiembre.