En el entorno del presidente electo, Sebastián Piñera, destacan, principalmente, un factor que explica el nombramiento del escritor y ex embajador Roberto Ampuero como ministro de RR.EE., la designación más sorpresiva del gabinete y, a la vez, la que más se mantuvo en reserva hasta que apareció, por error, su imagen proyectada en el salón del honor de la sede del Congreso en Santiago antes de la ceremonia.
En el piñerismo explican que el futuro mandatario quiere que Chile asuma un liderazgo en la región, especialmente en materia de defensa de la democracia y los derechos humanos. Y si bien aclaran que las críticas -y muchas veces polémicas- declaraciones que ha emitido Ampuero sobre países como Cuba y Venezuela se deben mantener en el ámbito de las opiniones personales, sí consideran que su llegada servirá para darle esa impronta a la Cancillería. "Ha tenido un destacado liderazgo y conocimiento en materia de política internacional, especialmente lo que tiene que ver con democracia y derechos humanos. Es un sello que va a adquirir la Cancillería", dijo Gonzalo Blumel, quien asumirá como titular de la Segpres.
El sello que busca darle Piñera a RR.EE. también marca un contraste con la gestión de Alfredo Moreno en esa cartera. Cercanos al presidente electo dicen que no se tratará ahora de ejercer una "diplomacia económica" y que la idea es asumir un foco y una actitud proactiva en materia de derechos humanos.
Asimismo, destacan el respeto que genera Ampuero en el mundo iberoamericano y el rol que ha ejercido en, por ejemplo, la Fundación Internacional para la Libertad que lidera Mario Vargas Llosa. Además, dicen que es cercano a personeros del gobierno argentino de Mauricio Macri, a fundaciones en ese país y, asimismo, que tiene vínculos en Perú. Todo, facilitado a través del mundo de la cultura.
En la centroderecha sostienen que con la designación de Ampuero -quien es uno de los directores de la Fundación Avanza Chile- Piñera también apostó por una figura cercana a él en un cargo clave -al igual que otras cartas del gabinete- y que, además, fue una manera de zanjar la disputa entre la UDI y RN por ese cargo: el gremialismo impulsó el nombre de Hernán Larraín, mientras que el segundo partido apostó por Andrés Allamand.
En el actual oficialismo, en cambio, ven el nombramiento con preocupación. Cuestionan la falta de experiencia de Ampuero y miran con atención las consecuencias de la impronta que busca darle Piñera a esa cartera: por ejemplo, qué pasará con el diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana que impulsa Chile.
Por ahora, Ampuero tendrá su primer desafío cuando se realicen -ocho días después que asuma- los alegatos orales por el juicio entre Chile y Bolivia en La Haya. En los próximos días -en una fecha por definir- Piñera y Ampuero se reunirán con el equipo que lidera el agente Claudio Grossman. Este último, en tanto, sostendrá este miércoles un encuentro con el canciller Heraldo Muñoz, el coagente Alfonso Silva y el asesor Alberto van Klaveren.
Su conversión y polémicas
La historia de Ampuero tiene un hito relativamente reciente, cuando en 2009 apoyó la campaña de Piñera, integrándose al Consejo de la Cultura y las Artes tras su triunfo. Después, asumió como embajador en México hasta mediados de 2013, para pasar a asumir como ministro presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, desde donde impulsó el proyecto que creaba el Ministerio de Cultura.
Ampuero comenzó a militar en las Juventudes Comunistas con 17 años. Por esa razón, tras el golpe de Estado de 1973 salió de Chile con destino a la República Democrática Alemana (RDA), donde alcanzó a estar menos de un año para luego partir a Cuba, país en el que estudió Licenciatura en Literatura Latinoamericana en la Universidad de La Habana. Y fue ahí donde comenzó su cambio ideológico.
En 1978 renunció a su militancia comunista y, pese a su desencanto con el régimen de Fidel Castro, volvió a la Alemania Oriental. Posteriormente, en 1983 llegó a la Alemania Occidental, donde se desempeñó como corresponsal para la agencia IPS y fue editor de Desarrollo y Cooperación de la Fundación Alemana para la Cooperación Internacional. Fue ahí donde publicó, además, su primer libro: "El hombre golondrina". Diez años después, en 1993, regresó a Chile. "Dejé de ser comunista porque empecé a desear democracia y libertad. Fue por mi experiencia en Cuba y Alemania Oriental", explicó durante 2017 a La Tercera.
Ampuero -quien hoy no milita en ningún partido- es, en rigor, un "converso", que se transformó en un férreo crítico de los Castro en Cuba y de los líderes del Partido Comunista y Socialista chilenos. Cuestionó, en su momento, un viaje a Europa en primera clase realizado por el presidente del PC, Guillermo Teillier, las inversiones del PS en empresas como SQM y la venta de propiedades por parte del PC. "La contradicción entre la teoría (retórica anticapitalista, antilucro y anti empresarial) y la práctica concreta (el manejo bursátil, tributario e inmobiliario) genera el doble estándar", decía Ampuero en una columna escrita para El Líbero en mayo de 2017.
Además de esas críticas, su figuración pública ha estado marcada por sus irrupciones en Twitter. En noviembre, Ampuero compartió una imagen -que resultó ser falsa- en la que el Mandatario de Venezuela entregaba su apoyo al entonces candidato presidencial oficialista, Alejandro Guillier. "Nicolás Maduro respalda al 'compañero Alejandro Guillier'. Esto no es campaña de terror, sino lisa y llanamente la campaña del chavismo y castrismo en favor de Guillier", comentó el escritor aquella vez. Después, reconocería su error.
Otra de sus irrupciones se produjo cuando dijo que las canciones de Víctor Jara promovían la discriminación: "Discriminación racista que practica izquierda en Chile contra personas de pelo rubio, como lo hace diputada Cariola (PC), es de vieja data: ya Víctor Jara cantaba contra los rubios del Barrio Alto. ¡Rechacemos discriminación y odio racial en Chile!".
El 10 de enero, además, difundió un afiche en el que se lee: "Hay solo una opción: la patria, la revolución y el socialismo". Esto, junto a una imagen de Fidel Castro y el siguiente comentario: "A quienes sostienen que en Cuba hay democracia y libertad, este afiche del PC cubano les recuerda que desde 1959 hay y ha habido sólo una opción".