Tras la decisión tomada la noche del lunes, en el gobierno se preocuparon ayer por reducir los costos que implicaba mantener en su cargo a la intendenta del Biobío, Jacqueline van Rysselberghe. Uno de los primeros llamados fue del ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, a la titular de Vivienda, Magdalena Matte.
Según fuentes de gobierno, Matte le dijo al jefe de gabinete que esperaba recibir excusas públicas de la intendenta, por haber involucrado a la cartera de Vivienda en la polémica por los subsidios a personas no damnificadas por el terremoto. Incluso, la ministra amenazó con renunciar en caso de no mediar un gesto de la ex alcaldesa.
Tras las gestiones de Hinzpeter, pasado el mediodía, la jefa regional envió un comunicado donde se excusó por "la injusta mención que se hizo al Ministerio de Vivienda y sus autoridades".
En paralelo, cuando Interior informó de la ratificación de la intendenta en su cargo por descartarse irregularidades, también hizo un gesto a Matte y en la declaración pública reconoció el "profesionalismo", del ministerio.
La molestia de la ministra con Van Rysselberghe no era el único conflicto interno que se gatilló en el oficialismo tras la polémica que se extendió por dos semanas.
En el gobierno estaban conscientes de que hacia donde se inclinara la decisión sobre la intendenta habría costos. Así, su continuidad en el cargo podría generar molestia en la ministra Matte y en sectores de RN. Por el contrario, su salida abría flancos con la UDI, un partido con el que la relación se mantuvo tensa durante toda la crisis.
Uno de los puntos de mayor tensión se vivió el martes, cuando el senador UDI Jovino Novoa acusó de "pésimo" manejo político a Hinzpeter.
Las declaraciones no cayeron bien en La Moneda, porque la decisión sobre la permanencia de la intendenta aparecería como presionada por el gremialismo.
Según fuentes oficialistas, la intervención de Novoa fue determinante para zanjar el conflicto, aunque en La Moneda niegan que haya sido así.
En todo caso, las palabras del senador UDI plasmaban una opinión latente en las filas de su partido en contra de Hinzpeter.
Poco después, en un gesto inicial, el Presidente Piñera se dejó ver en el Patio de los Naranjos con dirección al despacho de su ministro del Interio. La escena era inédita, porque lo usual sería que el secretario de Estado concurriera donde el Mandatario o que Piñera no fue visto yendo donde Hinzpeter.
Desde el principio del caso, la UDI resintió que La Moneda decidiera estudiar los antecedentes antes de ratificar a la jefa regional. RN, por su parte, se distanció de sus socios y sus dirigentes presionaron con fuerza la salida de Van Rysselberghe.
Con el ánimo de cerrar esas heridas en la Alianza, La Monda ha buscado hacer gestos a ambos partidos, en especial, a la UDI.
El martes, alrededor de las 23 horas y tras sostener una reunión con el Presidente, el jefe de gabinete se juntó con Coloma. Además, la noche del lunes, Hinzpeter ya había tenido otra reunión con el timonel en la casa de este último. Sobre ese encuentro existen dos versiones. Fuentes de gobierno dicen que se barajaron condiciones para la salida de Van Rysselberghe. En la UDI, en cambio, dicen que se mantuvo una férrea defensa de la jefa regional.
En tanto, ayer temprano el jefe de gabinete recibió en su despacho al presidente subrogante de RN, Manuel José Ossandón, y al secretario general de la tienda, Mario Desbordes.
La conversación fue tensa, ya que Ossandón fue el principal detractor de la intendenta. Finalmente, el partido citó a una rueda de prensa, donde precisaron que acataban la decisión, pero que no la compartían.
Para el gobierno era importante dialogar con los partidos, antes de hacer el anuncio de la permanencia de Van Rysselberghe. En el Ejecutivo están conscientes, tras analizar encuestas internas, que la mayoría de la opinión pública se inclina por la salida de la intendenta.