En las aguas lacustres de la comuna parisina de Choysi-le-Roi, en Francia, Felipe Miranda (31) se calzó los esquíes en el último día con el recuerdo fresco del título mundial que ganó en Santiago, en 2013. Y en su memoria seguramente también conservaba el Premio Nacional del Deporte de ese año, pero junto a ese hecho estaba la reminiscencia de la especulación en torno a su conquista en la capital, por quienes comentaron que estaba en casa y que, por esa razón, esa victoria era más fácil.

Pero esos motivos para dudar del status de Pipe a nivel mundial ya eran insuficientes antes del glorioso domingo que protagonizó ayer en París. Y más aún lo fueron después de la cita en la capital francesa, porque allí Miranda presentó otro contraargumento en forma de oro, en el overall del Campeonato Mundial Open de Esquí Acuático en esa ciudad.

El esquiador nacional plantea que revirtió los comentarios sobre la ventaja de local en su primera conquista mundial con su presea dorada en el overall de los Panamericanos de Toronto, en 2015. Y otra vez en esa disputa se subió al escalón más alto del podio, sumando su segunda conquista planetaria con marcas de 1,5 boyas a 10,75 metros en el slalom, 8.930 puntos en figuras y un registro de 64,3 metros en el salto.

En jornadas de fuertes vientos y movimientos en el agua, por los cuales la prueba de salto incluso debió ser postergada, el principal representante del país en su especialidad llegó enfocado a triunfar en la categoría que venció en 2007. Y, para eso, debió enfrentar rivales como el checo Adam Sedlmajer, campeón mundial del overall en 2015, y el local Thibaut Dailland. Por lo tanto, dijo que "acá no se permiten errores".

La estrategia era buscar la diferencia ante los rivales en el salto, la última instancia. Y ese plan debía funcionar a la perfección, ya que Dailland superó al chileno en el slalom y en las figuras y lideró la tabla acumulada tras las semifinales de esas dos pruebas.

De esa manera, el anfitrión amenazaba con llevarse el premio mayor y el tiro de gracia del deportista de Team Chile debía ser la distancia que alcanzara. Y finalmente así fue. Tras volar por los aires y aterrizar con una marca de 64,3 metros, Felipe Miranda fue más fuerte que las circunstancias y la férrea disputa, pues superó los 55,6 del rival anfitrión. Y así, el criollo una vez más escaló a la punta y mostró por qué se posiciona en la élite de su deporte.

Con su conquista en Francia, el nacional suma tres citas planetarias seguidas con medallas. Además de la victoria en Chile y en Francia, el criollo también cosechó un bronce en el salto del campeonato mundial de 2015, en la localidad mexicana de Chapala.

A sus 31 años, el chileno acumula preseas en el slalom, figuras, salto y en el overall. Pero sus dos oros del mundo se construyeron en esta última disciplina, la cual considera ser la más compleja.

"Con los competidores que tenía, no podía fallar en nada. Y lo conseguí. La pelea estuvo muy dura y pude sacar ventaja en el momento en que tuve la oportunidad", analizó Pipe. Y añadió: "En el salto el plan salió tal cual como lo pensamos. Hice lo que tenía que hacer. En las dos primeras pruebas logré estar cerca de mis marcas, a pesar de las condiciones del lago, y en el salto saqué la ventaja que necesitaba".

Debido a que el esquí náutico no es un deporte olímpico, Felipe Miranda puede considerarse como uno de los pocos nacionales triunfadores en todas las mayores citas de su disciplina. En su palmarés, construido durante más de una década, cuenta con tres oros sudamericanos, un panamericano, siete en Juegos Bolivarianos y ahora dos en campeonatos mundiales, además de dos platas en Juegos Odesur, una a nivel bolivariano y otra en los Panamericanos de Guadalajara, en 2011. Y también registra tres bronces a nivel panamericano y uno en los Odesur de Buenos Aires, de 2006.

Todo eso sin contar los triunfos que cosechó en categorías juveniles, lo cual le quita aún más crédito a quienes, según el deportista, comentaron que ganó el título mundial de 2013 "porque estaba en casa" y que "en la localía es mucho más fácil".

Diez años antes, en 2003, se dio su primer gusto planetario al ser campeón mundial junior. Y en 2008 repitió la hazaña, esa vez en la categoría sub 21. Con las victorias de esa época, Miranda dio razones para predecir un futuro brillante que se concretó. Y después de tantas glorias, seguramente a cualquier chileno le encantaría verlo en las aguas de una cita de los anillos y llevándose una presea inédita al cuello.

Rodrigo Miranda, casi podio

En la prueba, el hermano de Felipe, Rodrigo, saltó 62,8 metros en la ronda final y terminó quinto en la prueba de salto, a pocos centímetros del bronce.