La piratería y las falsificaciones provocan US$1 billón de pérdidas al año y eliminan unos dos millones de empleos en todo el planeta, según los expertos reunidos hoy en el VI congreso mundial para luchar contra esa forma de fraude.
Además, y como consecuencia de la falsificación de medicamentos, provocan la muerte de al menos 700.000 personas anualmente, según dijo en París el secretario general de la Cámara de Comercio Internacional (CCI), Jean-Guy Carrier.
Carrier dio estos datos en la conferencia de dos días que comenzó en la capital francesa y en la que expertos internacionales analizarán los desafíos y los caminos a seguir para cultivar el respeto a la propiedad intelectual.
Según un estudio elaborado por la CCI, los productos sujetos a derechos de propiedad intelectual representan entre el 4% y el 11% del Producto Interior Bruto (PIB) de los países del G8 y generan entre el 3% y el 8% de los puestos de trabajo en esos estados.
En Brasil, por ejemplo, se calcula que su porcentaje en PIB es del 6,7%, mientras que para el conjunto de países del Mercosur el dato se sitúa en torno al 6% y representa cerca del 2% de las exportaciones de esos países.
El grueso de las organizaciones internacionales aduaneras, policiales y empresariales representadas en el congreso coincidieron, no obstante, en que es complejo medir la amplitud del daño que la piratería ocasiona a las industrias legales, por lo que la metodología será uno de los temas de análisis.
Aunque el congreso no soslayará el impacto de la piratería en internet y el fenómeno de las descargas ilegales, en su apertura se puso el foco de atención en las falsificaciones y en el peligro para la salud que éstas representan cuando conciernen a productos médicos, farmacéuticos o cosméticos, así como materiales de construcción o piezas de automoción.
Sólo en 2010, Interpol decomisó dos millones de medicamentos falsificados.
El máximo responsable de esa organización internacional, Robert K.Noble, destacó que no se trata de un conflicto norte-sur sino de un problema global que en la mayoría de los casos corre a cargo de "organizaciones criminales transnacionales".
Por ello, la receta general que a juicio de Interpol hay que seguir aplicando pasa por reforzar la legislación y mejorar la cooperación interfronteriza, además de dotar a los cuerpos de policía de las herramientas necesarias para hacer frente a los delitos relacionados con los productos falsos.
Los responsables de la Organización Mundial de Aduanas (OMA), la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (Ompi) o la Asociación Mundial de Marcas (AMM), reconocieron que la complicidad de "algunos" Estados en el negocio de la falsificación es un problema añadido.
No obstante, y a pesar de la insistencia de la prensa, evitaron señalar expresamente a China, país que genera incertidumbre aunque oficialmente sostiene que "proteger los derechos de la propiedad intelectual sirve a los interese de todos", incluidos los de Pekín y las otras grandes economías emergentes.
La comunidad internacional tiene facilidad para alcanzar acuerdos y para producir legislación pero "dificultades para su aplicación", aseguró el director general de la Ompi, Francis Gurry.
La senda de la armonización puede llegar a través del crecimiento del número de patentes registradas en los países denominados Bric (Brasil, Rusia, India y China).
Además, y siempre según la Cámara de Comercio Internacional, "la inversión extranjera y la transferencia de tecnología a los países en desarrollo depende proporcionalmente del adecuado reconocimiento y protección de los derechos de propiedad intelectual".
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), un esfuerzo de los países emergentes en la protección de las patentes a la altura del 1% representaría casi el mismo beneficio que un aumento idéntico de la inversión en investigación y desarrollo.