Es febrero de 2005 y los gritos ensordecen la Quinta Vergara. Juan Falcón, Jorge Zabaleta y Osvaldo Laport irrumpen en el escenario del Festival de Viña del Mar rodeados de mujeres entalladas en vestidos azules con detalles rosados y escobas en sus manos. El objetivo: publicitar la teleserie del primer semestre del entonces canal católico: Brujas. La ganadora sin contrapeso de la guerra de las teleseries de ese año, con un peak de 45 puntos de rating en su debut.
La televisión abierta recibía entonces el reinado de cinco asesoras del hogar: independientes, distintas y esperanzadas en dar -de una u otra forma- con su príncipe azul. La soñadora, la sabrosa, la coqueta, la correcta y la ambiciosa, decían sus etiquetas. Pero las críticas aparecieron incluso antes de su estreno. ¿El problema? Las escobas.
"El primer spot fue bastante criticado y polémico. Porque estaban de rosado. Y estaban haciendo aseo. Y decían que mostrábamos a la mujer como si sus deseos fueran ser dueña de casa. Y que todas las mujeres iban a estudiar para ser nanas", recuerda Verónica Saquel, la directora general del área dramática de Canal 13 en ese entonces, y quien hoy está a cargo de Matriarcas, la vespertina de TVN que tratará sobre mujeres que han decidido un nuevo estilo de maternidad: la inseminación artificial; aunque su muy comentado spot, las tenga a todas, de Blanca Lewin a Claudia Di Girolamo o Catalina Saavedra, vestidas de princesa, corona incluida.
De mujeres que necesitan ser rescatadas a mujeres que se rescatan a ellas mismas. De nanas a mamás embarazadas sin un hombre de por medio hay más que sólo paso del tiempo. En esta última década, de 2005 a 2015, la mujer moderna se ha abordado desde múltiples frentes en la televisión chilena, mostrando que sus roles han cambiado conforme cambia la sociedad.
Trabajadoras sexuales (Mujeres de lujo), trabajólicas (Socias, Valió la pena), dueñas de un strip club para mujeres (Las Vega's), mujeres que son extremadamente francas en el amor (Soltera otra vez), una que tiene que bajar de clase y reinventarse para sacar adelante a su familia (Pituca sin lucas), o una mamá que no quiso serlo, y que es hija de una mujer madura contagiada de VIH (Papi Ricky).
La mujer moderna aparece así en nuestra pantalla, diversificada y múltiple en sus roles. "¿Que cómo es la mujer chilena? Es imposible definirla de una sola manera. No hay un sólo estereotipo", dice Rodrigo Bastidas, actor, y uno de los autores de Pituca sin lucas (Mega). "En la actualidad, la mujer quiere repartir igualitariamente sus labores con el hombre. Exige ser tratada con respeto. Ya pasaron los tiempos en que se hacían teleseries de heroínas que estaban destinadas a cumplir su sueño de forma más romántica. Hoy, la mujer tiene más que decir en televisión", enfatiza Herval Abreu, director de teleseries como Primera Dama y Soltera otra vez, sobre un tema del que Josefina Fernández, guionista de El laberinto de Alicia, cierra: "El gran avance de la representación de la mujer es su independencia".
La independencia
"Antes, en la época de Moya Grau, las teleseries eran súper clásicas. Y creo, con humildad, que en Machos (2003) empezamos a tocar otro tipo de temas. Como la mujer que ganaba más que el hombre", sostiene Sebastián Arrau sobre la apertura del género. Situación que, naturalmente, atrajo novísimas historias femeninas dispuestas a echar abajo el sistema de prejuicios del país: Catalina Guerra, por ejemplo, dio vida a Perla en 2007, una trabajadora sexual que también era lesbiana en Mujeres de Lujo, dos elementos considerados como parte del margen de la sociedad; o bien, Josefina Montané -"la flexible"- a pesar de destruir un pololeo de años en Soltera otra vez, no llega a ser un personaje villanesco porque la mueve el corazón; y Tichi Achondo de Risopatrón -Paola Volpato- se ve enfrentada a perdonar o no al hombre que las abandonó, pero es capaz de sacar adelante a sus hijas y su madre en un nuevo barrio y ponerse a trabajar por primera vez en años, en Pituca sin lucas.
"Tichi se empodera, saca fuerzas, se reinventa, y se da cuenta que la vida que llevaba no le gustaba. Dramatúrgicamente, ella hace el viaje del héroe. Se encuentra con un mundo que no conocía, y eso es interesante. Ella ya no necesita jugar golf, ni una 4x4. Siente que puede valerse por sí misma", explica Bastidas. En tanto, para Daniella Castagno (Brujas, Vuelve temprano), quien hoy escribe la próxima vespertina de Mega, Papá a la deriva, hay una serie de roles que la mujer ha regresado para cumplir. "Siento que en un momento todas salimos a trabajar. Las mujeres dejaron de tener hijos, o muy poquitos; pero chuta, también quiero a los niños. Hoy, creo que hay un deseo de equilibrar el trabajo y la familia. Y aun no lo hemos logrado muy bien".
La maternidad
Ser madre o no. Allí, Papi Ricky dio un golpe a la cátedra en 2007, cuando Catalina (María Elena Swett) rechazó la maternidad de su niña, dejándola al cuidado del padre, y replicando lo que su madre (María Izquierdo) hizo con ella misma. Ejemplo no común dentro del imaginario materno más clásico, y que habla de la capacidad de tomar decisiones de la mujer, pese a los cuestionamientos tanto de hombres como de sus pares y de los roles convencionales. Tal como el negarse -o dudar- a cuidar a una niña sin papás (Valió la pena) o el asumir la manutención del hogar junto con la crianza de los hijos (Aquí mando yo), e incluso, el ausentarse de casa para retomar una carrera universitaria (Mamá mechona). "Aunque las teleseries sean ficciones, igual tienen una moralidad de por medio y se castiga el mal actuar. Y para la mujer el castigo siempre es más fuerte", cuenta Josefina Fernández, quien está trabajando ahora en La Poseída, la historia de otra mujer controversial: Carmen Marín, quien fue la primera mujer a quien se le practicó un exorcismo en Chile: "Es una mujer encantadora y llena de misterios, que vivió en una época súper opresiva y que consigue, a través de sus posesiones, destacar en un mundo de hombres".
Así, la mujer que habita las ficciones nacionales está lejos de ser dibujada como un personaje unidimensional, pues basta una característica -la maternidad- para generar tres producciones vespertinas que competirán pronto en la pantalla chica - Papá a la deriva (Mega), Buscando a María (CHV) y Matriarcas- y tener cinco mamás distintas en una de ellas: en la ficción del canal estatal, hay una mamá ejemplar, una exitosa, una que no quiso ser madre, una más desfachatada y una obsesionada por la tecnología. "Tratan del amor entre madre e hijo. Y ese también es un tema de la mujer. Porque ese amor sigue siendo el amor mas histórico de todos. Obedece a 'Yo por mi hijo haría cualquier cosa'", cierra Verónica Saquel. La mujer que hace diez años coronó a cinco mujeres y las puso a limpiar; y quien hoy, nuevamente lo hace con cinco más. Aunque esta vez, no hay rastro alguno ni de delantales, ni de escobas.