Ya no queda nadie en Juan Pinto Durán. Sólo el mal recuerdo de una pésima fecha doble en las Eliminatorias para Rusia 2018, con dos derrotas que no estaban en los papeles de ningún integrante de la selección más exitosa en la historia del fútbol chileno. Los jugadores de la Roja retornaron a sus clubes, pero en el búnker de Macul quedó instalada la preocupación.
Por un lado, la del cuerpo técnico. Por el otro, la de un camarín ganador que ve que la opción de clasificar a un tercer Mundial consecutivo se diluye. Y en medio, nuevas heridas, señales de fractura entre las partes. En el intento de encontrar explicaciones a los desperfectos, algunos jugadores de peso, aunque en voz baja y sin pronunciarlo en público, señalan directamente al entrenador. Lejos de la autocrítica, los dardos se desvían hacia el preparador.
Las caídas ante Paraguay y Bolivia golpearon duro al corazón de la Roja. Las derrotas, y por sobre todo el mal juego de Chile, fisuraron la escencia del camarín que hoy lidera Claudio Bravo. Tras el tropiezo ante los guaraníes, al interior del camarín advirtieron que algo no estaba funcionando. La lectura del partido hecha por los jugadores distaba mucho de lo que intentó Juan Antonio Pizzi, y la conclusión del capitán Claudio Bravo fue precisa: "No estuvimos a la altura. No nos vimos bien".
Fueron varios los seleccionados que tras la derrota como locales y ante la seguidilla de críticas hacia el juego mostrado en la cancha de Pedreros pusieron el ojo en lo que intentó realizar Macanudo. Internamente las críticas hacia el DT se comentaron en los pasillos de Juan PInto Durán. "Ya no tenemos eso que nos caracterizaba. Perdimos la dinámica. Somos un equipo sin ambición en la cancha", afirma un integrante del plantel. Y el comentario apunta directamente a Pizzi.
Entre los convocados habituales, no son pocos los que fruncen el ceño a la hora de analizar el actual momento que vive la Roja. Luego de caer ante Paraguay hubo una conversación de varios seleccionados que intentaban descifrar el plan del seleccionador nacional. "Debemos sacar esto adelante nosotros, estamos solos en esto", fue la conclusión. La autogestión.
La crítica tiene un único destinatario, Juan Antonio Pizzi. Pues al interior del vestuario no dudan en elogiar el trabajo del preparador físico Alejandro Richino, que a juicio de uno de los protagonistas chilenos "es el único dentro del cuerpo técnico que entrega algo distinto; los demás se ven confundidos".
Duras palabras que desnudan a un cuerpo técnico que bajo presión no ha sabido resolver los problemas que le presentaron los rivales. "Nos dimos cuenta que el profe estaba en otra. Estaba callado. Nosotros mirábamos a la banca y no recibimos instrucciones. No sé si se dieron cuenta de que contra Paraguay, cada uno quiso salvar el partido de manera individual", comenta un seleccionado.
Palabras que coinciden con la lectura que hizo el capitán Claudio Bravo, éste sí delante de los micrófonos, tras la derrota contra Paraguay: "Hay que jugar como equipo y no con individualidades. Esto lo salvamos entre todos, juntos somos fuertes".
Las conversaciones entre los seleccionados no son nuevas. Las primeras críticas hacia el planteamiento de Juan Antonio Pizzi surgieron luego de la caída contra Ecuador en Quito. En aquella oportunidad, el plantel completo se reunió en el vestuario visitante del estadio Atahualpa y expuso su preocupación ante la mala estrategia propuesta por Macanudo. "La cabeza de esto tiene problemas. Algo no anda bien y nosotros debemos sacar esto adelante", se escuchó esa tarde en Quito. Pizzi lo supo y llegó presionado al partido con Perú, que finalmente la Roja terminó ganando en Santiago. Días después, Pizzi dio un golpe de mano y puso su cargo a disposición de la ANFP. Salah le ratificó de inmediato la confianza.
El episodio vivido en Quito quedó en la memoria de los seleccionados. Tanto así que Marcelo Díaz lo utilizó como ejemplo en la previa del duelo ante Bolivia: "Creo que cambiar la forma no es conveniente, ya lo hicimos en Quito y nos complicamos. Somos de ir a presionar y cuando te cambian el sistema y no lo practicas, es complicado".
A la urgencia clasificatoria, Pizzi añade un problema. Debe recuperar la convicción de unos jugadores que ahora, aunque en voz baja, no esconden que dudan.